Venezuela ahora

La transparencia electoral de cualquier país es un elemento indispensable para vivir en democracia, si se considera que las personas logran una ciudadanía plena cuando hay elecciones libres y competitivas. ¿Eso qué implica? Primero, que los rectores, vocales o magistrados de la función electoral deben actuar de manera independiente, autónoma y además tienen que rendir cuentas. Es decir, la conformación independiente de un consejo o tribunal electoral de cualquier país es fundamental y en Venezuela esto es un grave problema más que una garantía para la población, porque no hay control sobre la propaganda oficial, no hay control sobre el uso de los recursos del Estado, hay un evidente retraso en la entrega de los resultados y, sobre todo, hay una afinidad sin disimulo por el proyecto chavista.


Segundo, la transparencia electoral implica que los jugadores compitan con las mismas reglas. En otras palabras, que gocen de las mismas oportunidades, seguridades, espacios en la prensa, libertades de opinión y expresión, sin embargo en Venezuela es evidente que estas condiciones no se cumplen en los últimos 16 años, ya que el oficialismo ha abusado de los recursos del Estado como la invasiva propaganda e, incluso, el chantaje judicial, en la medida que el Gobierno ha ido creando un clima de miedo entre los opositores.

Las violaciones contra el derecho de expresión son flagrantes e inocultables.
Tercero, la transparencia electoral se robustece con mayor transparencia y esto supone que los consejos o tribunales rectores deben tener abiertas las puertas al mayor número de veedores con la finalidad de que los procesos, la organización de las elecciones, la impresión de las papeletas, el conteo y la entrega de resultados sean oportunos, eficientes y rigurosos. De ahí, que no se logre entender por qué el Gobierno de Venezuela y el Consejo Nacional Electoral hayan cerrado la posibilidad a la actuación de observadores de diversas latitudes, pues lo que está en juego es el respeto a la voluntad popular. Por tanto, sin los elementos mencionados no hay la consolidación de un régimen democrático.


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