Cora

¡Ah! las telenovelas brasileñas, tan bien recibidas en el mundo entero y, aún más, vistas con las cortinas y puertas cerradas por aquellos que se creen estar por encima del nivel popular. Pero, claro, todo se llega a saber. Citar como argumento o justificación algún caso o dicho de Cora (Imperio), o Carmina (Avenida Brasil) o Roque Santeiro o Doña Flor y sus dos maridos, los delata, pero también en algo los humaniza.


Nuestro pueblo (un gran segmento) simplemente adora y aprende. El discurso de Cora y Carmina es santurrón, falsamente superior cuando está lleno de inferioridad y malicia para encubrir todo el veneno personal. En mentes más abiertas, más tolerantes, menos complicadas se revuelve el subconsciente y compara automáticamente con propagandas supuestamente contra la violencia, propagandas paternalistas y falsas por la solidaridad, el dedo y el verbo amenazadores de los sábados o cualquier otro discurso “de orden”, con botafuego incluido como el discurso presidencial llamado “en homenaje a Quito” por su aniversario fundacional.


Ahora recibiremos explicaciones y discursos pedagógicos sobre cómo debemos defendernos y precavernos de las desgracias que están sufriendo en Argentina y Venezuela (pobres pueblos engañados). “Seremos más” se volvió como un búmeran contra la RC, ahora dudarán de la sabiduría y la voluntad del pueblo, pero en nuestro caso deberíamos decir que no nos equivocamos los que votamos por el cambio en 2006. No éramos brujos para saber que los que subieron en 2007 se equivocaron, deliberadamente, creyendo que el ecuatoriano era además de ignorante, estúpido.


Y en vez de aceptar que los elegimos, meros gobernantes pensaron y se autoconvencieron y (ahora ya sin plata en el bolsillo) siguen pensando que los escogimos como maestros, pastores, capataces, salvadores y mesías. Su actuación como administradores fue y es fatal, necesitamos quitarnos las telarañas de los ojos y buscar la forma de rescatar la educación, la confianza, la honradez, en resumen, la realidad.

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