Poschavismo

Salir del chavismo no es cosa sencilla ni tampoco rápida, pese a la paliza electoral que las organizaciones que integran la Mesa de Unidad Democrática le asestaron al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por las siguientes razones: los programas sociales en las denominadas Misiones atienden a un importante sector de la población pobre y de clase media baja que apoya el proyecto bolivariano; la concentración de poderes por parte de Nicolás Maduro y su influencia en el aparato judicial así como en varios organismos de control y, sobre todo, la alianza cívico-militar, sin perder de vista en lo internacional el apoyo a Venezuela por parte de varios países que son beneficiarios de la petropolítica, de ahí se entiende el silencio que han guardado hacia la crisis de derechos civiles y políticos en el país llanero.


Las maniobras que haga la oposición desde la Asamblea deberán ser de alta destreza quirúrgica, además de elevada negociación política debido a los múltiples liderazgos de la MUD como el ala radical de Leopoldo López, Antonio Ledezma y Corina Machado, el ala conciliadora de Henry Ramos Allup; y el ala conservadora de Henrique Capriles, entre las más visibles. La victoria en las últimas legislativas no puede marear a la oposición y, más bien, deberá apuntalar un proceso de transición, donde no se desconozca la progresividad de los derechos sociales, pero a estos derechos deberá revestirles de ciudadanía, es decir, de plenas libertades civiles y políticas. El primer reto de la oposición será mantener la coherencia de la unidad.


Uno de los aspectos más complejos es desbaratar la alianza cívico-militar que en cualquier país significa un contrasentido para la democracia. Esto supone disminuir el poder de Diosdado Cabello y su capacidad de maniobra con un sector de las Fuerzas Armadas que se mantiene fiel al chavismo, pese a que la institución castrense en el último proceso electoral no apoyó ninguna manipulación de cifras, porque la realidad era demasiado obvia. Entonces, la oposición deberá reinstitucionalizar el país, empezando por dar a los militares el papel que nunca debieron dejar.


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