Otavalo.
Los escarabajos blancos viven enterrados la mayor parte del año, pero entre los meses de octubre a diciembre salen a la superficie para reproducirse.
En la madrugada, entre las 05:00 y 05:30, es el momento donde se aprovecha para capturarlos y comercializarlos.
Se afirma que estos insectos son una buena fuente de alimento que contiene una gran cantidad de proteínas. “Nuestros antepasados lo consideraban como una comida sagrada, enviada por los dioses para garantizar que el año venidero tenga una abundante cosecha”.
Patricia Argoti, quien prepara todos los años este apetitoso plato en su local que está ubicado a pocos metros del Mercado 24 de Mayo, dijo que esta tradición lo viene haciendo desde hace mucho tiempo atrás, especialmente en la época de los difuntos.
Mencionó que los catzos salen a la superficie cuando el día anterior haya llovido. “Se los encuentra especialmente en las haciendas donde existe ganado”.
“Para prepararlos se lo hace con mucha paciencia: primero se retiran una por una las alas y las patas de cada catzo, luego se añade agua y sal, se deja reposar a estos animalitos en el refrigerador un par de días, después de este tiempo quedan limpios de cualquier parasito que hayan tenido en el suelo, se los lava bien y se los fríe en una paila con cebolla, pimiento, ajo y aceite, durante aproximadamente unos 15 minutos, y los escarabajos están listos para comer”, explicó Argoti.
Según Argoti, entre sus clientes los que más consumen estos catzos son los turistas “gringos”, y en poca cantidad los mestizos y los indígenas. “Este plato va acompañado con el tostado, las habas fritas, el chicharrón, las papas y la ensalada. Estos escarabajos bien preparados tienen un sabor agradable a carne de cerdo”.
Argoti comentó que no todos los catzos son comestibles, sino únicamente los de color blanco. “Los indígenas traen a vender los baldes en 10 dólares y 15 dólares”.
Señaló que nadie le enseñó la forma de preparar estos insectos, por lo que lo hace en base a su propia iniciativa y al secreto de su sazón, por lo que la gente ya lo conoce.
Una sola vez al año se puede degustar de este exquisito potaje con sabor a fritada. Se lo puede observar también en las calles donde los vendedores ambulantes lo venden en funditas pequeñas de 0.50 centavos y 1 dólar, siempre acompañado de tostado. “Estas son las costumbres y tradiciones alimenticias de la serranía ecuatoriana”, dijo Argoti.
“Hoy cada vez es más difícil encontrar estos pequeños escarabajos, lamentablemente por el cambio climático y el uso excesivo de agroquímicos en los cultivos como que se ha perdido la cantidad que existían antes en la cosecha de estos insectos en la serranía ecuatoriana”, finalizó. (PMHR)
