LOS PROBLEMAS DEL PAIS

Comenzó el año electoral. Las agrupaciones políticas organizan la futura participación en las elecciones. La esperanza de conseguir una unidad es difícil. En un país con territorio pequeño, vivimos separados, aunque nos identifica la historia y múltiples signos culturales.


El país tiene problemas, sobre todo, económicos y políticos. Por algunas esquinas y plazas de Quito y Guayaquil, sin olvidar a Ibarra, se juntan grupos de obreros de la construcción, albañiles, cerrajeros, plomeros, especialistas en colocar cerámica, carpinteros, cada uno espera un contrato. No hay trabajo, regresan a sus hogares decepcionados, o alegres cuando encuentran encargos.


En los centros comerciales, desapareció la gente de los supermercados. No hay dinero. En las carreteras, el tránsito disminuyó como por arte de magia. Más todavía, los fines de semana. El país cambió en pocas semanas.


Es imposible aceptar que un país se benefició de mucho dinero en nueve años anteriores, y ahora asuma una deuda monumental, atándonos por muchos años a un pago que antes ni siquiera suponíamos que podía suceder. Llegamos a enfrentar una realidad angustiosa.


En el Ecuador se hicieron obras gigantes como las hidroeléctricas, ahora no se puede terminar la construcción y ponerlas a funcionar. Desde este año la electricidad será más cara y las cocinas de inducción será otra carga de gastos.


Ecuador es un país que pone trabas en sus leyes y produce poco, además se depender del petróleo. Hay contados mercados disponibles. Los prejuicios políticos fueron más fuertes que la inteligencia y la buena razón para conseguir convenios con países donde puedan consumir nuestros productos.

Ha llegado el momento de buscar nuevas vías y personas con pensamiento abierto para afrontar los problemas y proteger el bienestar de cada ecuatoriano.