‘Maquiavelito’

‘Maquiavelito’

La sociedad moderna da sus primeros pasos en el siglo XV con los grandes descubrimientos geográficos, el renacer de las artes y la sustitución, cada vez mayor, de la fe por la razón. Una de las mentes que en esa época captaría su esencia, sería la de Nicolás Maquiavelo.


Basado en la historia llega a la conclusión de que el ser humano tiene una misma naturaleza, caracterizada por la ambición, el egoísmo y el lucro y se permite aconsejar al Príncipe que lo tenga en cuenta para tener éxito en su gestión política. No importan las promesas, le dice, importan la fuerza y el éxito. Si un Príncipe no tiene éxito, no logra el amor de sus súbditos.

Maquiavelo distingue entre la moral de los de arriba y los de abajo. Postula una moral en ascenso (la de la burguesía) que no toma en cuenta los medios para alcanzar sus fines y otra para las masas sobre las que cae el peso de la tradición feudal. El Príncipe debe renunciar a la moral feudal y adoptar la nueva, no así las masas, porque deben respetar y obedecer a la nueva clase.


A esto es lo que se le ha llamado cinismo político, cuando en realidad es un principio de la política burguesa de todos los tiempos. Fouché en la corte napoleónica, Thiers en la primera república francesa, Kissinger en el imperio norteamericano, Goebbels en el nacionalsocialismo y, también, hemos tenido algunos maquiavelos criollos como Manuel Araujo Hidalgo en el velasquismo, José Robles Plaza en el frebrescorderato y otros de triste recordación.


Mashi Rafael es un Maquiavelo seudo revolucionario que debe lidiar con maquiavelitos de triste factura, oportunistas de la política que, a nombre de la revolución y el socialismo, se han ido construyendo una aureola de intocables.


La marea de la revolución, cuando llegue, los arrastrará a todos.


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