Una carta de Umberto Eco

Una carta de Umberto Eco
Una carta de Umberto Eco

Es verdad que hay mentes privilegiadas que no solamente marcan a su entorno cercano, sino también a una época, así lo hace el filósofo, semiólogo y escritor italiano Umberto Eco, reconocido mundialmente por obras como ‘El nombre de la rosa’ o ‘El Péndulo de Foucault’, que no paró de escribir y de inscribir su pensamiento inspirador en el registro de sus seguidores, de quienes lo leen y valoran su clara agudeza y su mente analítica y crítica.


Sus frases serán recordadas, como cuando expresó: “Estamos hechos de pequeños fragmentos de sabiduría”. Pero también suscitó la polémica con otras en que criticaba a las redes sociales o en la famosa sobre Dios: “Cuando los hombres dejan de creer en Dios, no quiere decir que creen en nada: creen en todo”. Si bien, como muchos, quedé fascinada luego de una primera lectura de ‘El nombre de la rosa’, o cuando después me deleitaba con ‘Baudolino’ y su fino humor, o seguía los intríngulis de ‘La misteriosa llama de la reina Loana’.


También guardo para el anecdotario una carta firmada por el gran escritor italiano, en respuesta a una mía en que le invitaba a participar en uno de los seminarios de periodismo científico que organiza cada dos años la Fundación Fidal, motivándole a conocer un lugar que de alguna manera él lo menciona, conocido como ‘umbilicus mundi’ o el ‘ombligo del mundo’, tal vez en referencia a La Maná, en la ecuatoriana provincia de Cotopaxi.


No pudo venir al Ecuador y atender esa invitación, pero demostró interés y por supuesto la cortesía frente a nuestro empeño en traerlo y nutrirnos de sus conocimientos y experiencias. Ahora que no está, seguramente muchos sentiremos su ausencia, pero también sabemos que volveremos a leer las páginas surgidas de su mágica y fecunda pluma.


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