Alcancemos una democracia desarrollada

Bajo un escenario económico adverso, provocado por factores externos y por un evidente mal manejo gubernamental de la economía, empezaron a sonar los tambores electorales en el Ecuador.

El movimiento gobernante dada su naturaleza populista, tan dependiente de la “iluminación”, “sapiencia inequívoca” y “opinión irrefutable” de una sola persona, aún no ha logrado cerrar filas por la candidatura presidencial de alguno de sus integrantes.

Por su parte los movimientos opositores, al no lograr despojarse de sus intereses particulares y lejos de proponer un candidato único con perfil de estadista, anuncian varias candidaturas presidenciales, algunas de las cuales nacen muertas porque se reducen a satisfacer caprichos y obsesiones.

Lo que sucede tanto en el lado oficialista como en el de oposición, confirma que el Ecuador como muchos países latinoamericanos, aún vive una democracia subdesarrollada, en la que el espectáculo, el grito, la demagogia, el aplauso, el insulto y la descalificación, se imponen ante las propuestas fundamentadas, la seriedad, la tolerancia, la planificación y la responsabilidad.

Democracia subdesarrollada en la que el estadista serio, prudente, unificador, visionario, respetuoso de las personas y de la institucionalidad democrática y constitucional es archivado en el sótano del olvido, para ser reemplazado por el caudillo hablador, cantor y experto en todas las artes escénicas, que sabiéndolo todo nunca se equivoca para generar todas las soluciones a los problemas colectivos.

Seamos optimistas y esperemos que con sentido de patria, los movimientos políticos del oficialismo y de la oposición, presenten candidatos presidenciales serios que estén a la altura de un verdadero estadista, lo cual constituirá un paso trascendental hacia la democracia desarrollada. (O)