El sábado 19 de marzo recorrieron algunas calles de Quito dos marchas. La una, llamada “de las p***s” (cada cual tiene el derecho a llamarse como quiere y a manifestarlo en público) ocupó unas tres cuadras, según un participante refirió a este Diario. La otra, ‘Amor en movimiento’, promovía la defensa de la vida en su totalidad y llenó varias cuadras más, de hecho se calcula que asistimos más de 15.000 personas. No se trató, resulta obvio, de dos marchas iguales. Tampoco fue igual el trato dado por los medios virtuales e impresos: todos dieron realce a la primera, también con fotos; tan solo uno informó de la segunda.
Como ciudadano de a pie me pregunto: en una sociedad democrática, quién debería tener más peso mediático, ¿la marcha de las tres cuadras, o la de las 15.000 personas? Cae por su peso que la representitividad de la segunda opaca totalmente a la otra. Pero así pasa en nuestro mundo posmoderno, líquido, nihilista y de pensamiento débil, perdón, faltaba algo importante: políticamente correcto.
A los participantes en la marcha por la vida les hago llegar las palabras de Jérôme Lejeune, fundador de la genética moderna, descubridor de la causa del síndrome de Down o “trisomía 21”, opositor tenaz del aborto, contrario a que su descubrimiento, logrado por amor a la vida se convirtiera de manera tramposa en apoyo a la muerte.
Estas las palabras del connotado científico: “Ustedes que defienden la familia, serán objetos de burla, se les dirá que están “fuera de moda”, que impiden el progreso de la ciencia; se levantará contra ustedes la bandera de la tiranía técnico-científica; dirán que ustedes tratan de entorpecer la ciencia movidos por una moral superada; pues bien, lo que les quiero decir es: `No tengan miedo´, ustedes son quienes transmiten las palabras de la vida”.
También decía: “Al principio hay un mensaje. Este mensaje está en la vida y este mensaje es vida. Y si este mensaje es un mensaje humano esta vida es una vida humana, independientemente de sus características. A man is a man”. Ánimo, estamos en buena y sabia compañía.
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