Angustia, desempleo y ‘pura boca’

Como nunca antes en el país hay una “afición” por los estudios de cuarto nivel. Miles de jóvenes entre los 26 y 36 años aproximadamente, graduados de ingenieros, licenciados, médicos, abogados, se dedican a estudiar costosas maestrías en diferentes ramas. Varios de los que logran ese cometido se lanzan después a los estudios de PhD.


Todo esto no sería un problema, pues la juventud y la capacidad les asisten, pero lo que no les favorecen son las desgraciadas condiciones del país, donde no parece haber futuro, aunque en las sabatinas el Presidente se jacta en decir que somos una tierra de inversión, de bonanza.


El Régimen ha otorgado becas a un puñado de bachilleres para que se profesionalicen fuera, quienes seguro regresarán a la desocupación, como el becario Pablo Maldonado, a través del que Correa quiso granjearse un aplauso y le salió “el tiro por la culata”, cuando públicamente el joven confesó estar en el desempleo y sin oportunidad.


Meses atrás, a una convocatoria hecha por la Agencia Metropolitana de Tránsito, para llenar 150 vacantes, se presentaron más de 20 mil jóvenes, muchos de los cuales eran profesionales. Lo mismo sucedió cuando empezaban las obras del Metro al sur de Quito: colas interminables de gente de toda edad en busca de algún empleo, casi todos titulados como técnicos y profesionales.


Si este es el drama de quienes tienen preparación, imaginemos lo que vivirán personas con menor calificación laboral. Pero Pamela Aguirre se abruma de solo pensar que se acabará este Gobierno y su líder. Seguro que millones de jóvenes desempleados no han de firmar en sus listas. Ecuador está cansado de tanta palabra hueca, show mediático, de las Pames, Gabys, Betys, Marces, Patiños, Glases, Serranos y otros nombres y apellidos verde aguas.


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