Los cubanos

El episodio de las deportaciones de ciudadanos cubanos ha mostrado con creces la falta de respeto de los derechos de los extranjeros dentro de un Régimen que se dice garantista, defensor de fronteras abiertas y que propugna la igualdad entre nacionales y extranjeros no solamente desde la óptica de derechos civiles sino que se ciñe al respeto integral de todos los derechos, principios e instituciones constitucionales.


Tampoco se ha considerado el mínimo de derechos internacionalmente reconocidos, tal es el caso de aquellos esenciales relativos a la libertad, la tutela efectiva judicial, el debido proceso y el hecho de reconocerlos como plenos sujetos de derecho.


Llama la atención que los jueces no hagan ningún ejercicio previo para comprender el hecho que normas preconstitucionales o anteriores a la vigencia de la Carta Magna, como la Ley de migración, deberían, al menos, ser consideradas como “condicionadas en su aplicabilidad pro futuro”, correspondiendo a los operadores judiciales y hasta administrativos. No aplicar de forma automática las normas preconstitucionales contrarias a los preceptos constitucionales, pues a mi juicio ha operado una derogatoria tácita y además debe darse preponderancia a los llamados principios de aplicación de los derechos constitucionales donde todas las normas contrarias a la Constitución sencillamente no tienen asidero porque de aplicarse violarían derechos.


Es decir, “la aplicación de normas preconstitucionales dependerá de su contradicción o no con la Constitución”. En definitiva, los jueces debieron ensayar una interpretación de la norma de migración que sea compatible con el texto constitucional vigente y los instrumentos internacionales, aspecto que a todas luces no ocurrió.


Lamento además que muchas normas y principios constitucionales hayan sido sistemáticamente inobservados, tal es el caso de la unidad jurisdiccional, el debido proceso, la independencia judicial, la reunificación familiar, la no devolución, entre otros.


Si el Derecho no protege a las víctimas del abuso de poder, muy poco la sociedad tendrá de qué vanagloriarse, porque el autoritarismo habrá ganado terreno.


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