Otra vez

Jaime López

El 24 de mayo se ha posesionado el nuevo Presidente del país y lo ha hecho en una ceremonia que ha tenido un marco especial, fabricado por el renacimiento de la esperanza, que en muchos ciudadanos se empeñaba en agonizar, antes de la pandemia, y que fue reemplazada por el recuerdo de lo que fueron y que estaba oculta en la conciencia de lo que debían y podían ser. La corrupción y el crimen organizado por aquel sistema de la década revolucionaria por fortuna no nos acabó como país, pero si  utilizó las técnicas nazistas del lavado cerebral para impedir que los ciudadanos se defendieran como era debido de los ataques, persecuciones, oferta de oropeles,  se decidieran acabar con toda la gavilla de pillos y ladrones que presurosos y también  adoctrinados,  se refugiaron en el foro de Sao Paulo y el de Puebla con el  escudo de un socialismo jamás demostrado,   recitando letanías en contra del capitalismo, conformado batallones terroristas que debían acabar con todos los Gobiernos que no comulgaran con su intención de aniquilar pueblos y ancestros, dotándoles a los jerarcas de la sonrisa sardónica con la  que debían  montar comedias y sabatinas , con las que fueron disminuyendo la capacidad de reacción de un apreciable porcentaje de ciudadanos que nunca se volvieron a organizar en partidos políticos  destruidos a mansalva. Por desgracia salir de esta inercia ha sido muy duro, todavía no logramos hacerlo, y el refugio de lanzar candidaturas chimbadoras, no fue otra cosa que demostramos que por allí no vamos a seguir siendo ciudadanos de un país llenos de batallas que hay que repetirlas, como la del Pichincha de hace dos cientos años. Entonces si otra vez tenemos un Gobierno dotado de capacidades, despojado de ideologías que han sido superadas, si tenemos una Presidente de Asamblea con virtudes de Pacha Mama, aceptemos nuestra culpa de no haber hecho lo que debíamos hacer, ser ciudadanos de una Nación llena de orgullo y dignidad.