Venezolanos forjan otra vida en Quito

Venezolanos forjan otra vida en Quito
NOSTALGIA. Pedro Álvarez guarda en el restaurante familiar gorras de béisbol que le recuerdan a su país.

Ante la crisis que se vive en su país llegan para emprender y buscar un porvenir diferente.

“Caballo Viejo, así le pusimos”, dice Edmundo Valenzuela y casi de inmediato canta un poco de la canción que inspiró el nombre de su local de comida.


“Caballo de la sabana porque está viejo y cansado”, dice la letra de la canción del venezolano Simón Díaz que él y su familia llevan siempre presente, no solo porque es de su compatriota sino porque les conecta con el país que dejaron hace tres años.


El partidario de Voluntad Popular, quien vive en Quito desde hace tres años, se presenta como un activista de los Derechos Humanos que, aun lejos de su nación acude a diferentes instancias para que, cuando llegue el momento, permitan que la comunidad venezolana en Ecuador pueda participar en las votaciones.


Eso le ha tomado algunos meses en los que no ha tenido respuestas favorables pero afirma que seguirá intentándolo. Afuera de su local, el venezolano de 51 años cuenta que la situación que viven allá es aún más difícil de lo que se conoce, que hay muchos más presos aparte de Leopoldo López, líder de su partido.


Ayer él esperaba que las firmas recogidas en Venezuela alcanzaran para la aprobación del referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro. Sabía que estaba a 2.513 km de distancia de su tierra, pero eso no impidió que esperara las noticias con la misma preocupación e incluso mayor a la que sentiría si estuviera en Venezuela.

Nuevos comienzos


Mientras él conversa en la calle, su suegro, Pedro Álvarez, coloca la bandera tricolor con siete estrellas en el centro y un escudo al extremo izquierdo frente a uno de los muebles del restaurante familiar. Para ellos, ese es el símbolo de una patria que ahora sienten lejana por desconocimiento y por trifulca política.


La sazón que heredó de su madre hace que Álvarez olvide por un momento todo lo que dejó atrás cuando decidió mudarse. Junto a la cocina, habla con cariño de los platos tradicionales de su país como la arepa y sus rellenos, la hallaca y los besitos de coco (dulces de colores parecidos a las cocadas).
Él y su yerno sostienen que “al venezolano le hacen falta sus platos típico

s”, por eso el negocio va bien y, además, la gastronomía variada de su patria conquista otros paladares. “Los ecuatorianos y los turistas de todas partes los disfrutan igual”.


La comunidad de su país suele reunirse a menudo, es como encontrar un pedacito de su país tan lejos cuando los fines de semana van al parque La Carolina y se encuentran con jóvenes que ofertan comida y que buscan salir adelante.


Entre ellos está Aquiles Mignini, quien llegó hace cinco meses buscando otra realidad para sus hijos pequeños y se encontró con condiciones favorables. Él trabaja en una lavandería de autos y su familia lo alcanzó hace dos meses.


Escape de cosas del otro mundo


Baile, comida típica y búsqueda de alguna forma de sustento lejos de su país son algunos de los temas que unen a la comunidad venezolana. También, las historias de cómo y por qué llegaron a Quito son muy parecidas.


Gregory Mantilla, quien se graduó en gerencia de empresas en Venezuela, por ejemplo, cuenta que llegó hace nueve meses a la ciudad. Al momento, tiene empleo como administrador en una tienda de ropa de un centro comercial y puede sustentarse.


Confiesa que salió de Venezuela por las oportunidades laborales, la seguridad y la facilidad de conseguir cosas que allá escasean como leche, medicamentos, papel higiénico…


Para él, es decepcionante haber estudiado cinco años en la universidad y no poder ejercer su profesión, pero sostiene que es un alivio haber salido de un lugar donde los problemas, la inflación y el desempleo son cosas de otro mundo, que no se pueden comparar con nada y que quizá terminarán solo con un cambio de política total. (PCV)

El Dato

De los cerca de 180 mil venezolanos que viven en Ecuador, 70% viven en Quito. El 30% restante está Guayaquil y otras ciudades, según datos que maneja la comunidad venezolana.

Cifra


7,69%


del total de extranjeros que ingresa al país son venezolanos.

Frases

«Seguimos trabajando a la distancia para apoyar no solo a nuestras familias sino a todos los venezolanos que están pasando por tiempos difíciles”.

Edmundo Valenzuela

«Vine aquí por mis hijos para que ellos estén mejor, más seguros y tengan más oportunidades”.

Aquiles Mignini.