Matar a un periodista

Roque Rivas Zambrano

Terry Gould es un periodista canadiense de investigación. Ha escrito artículos y libros sobre problemas sociales y el crimen organizado. ‘Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar’ (2010) aborda una temática compleja: la necesidad de los periodistas de revelar actos de corrupción de políticos y de organizaciones criminales, aun poniendo en riesgo su vida.


En la introducción Gould incluye los datos estadísticos que lo empujaron a hacer una indagación más profunda.


Uno de ellos es que “más del 90% de los más de 800 periodistas asesinados desde 1992 eran periodistas locales. Los instigadores -el 95%- esquivaron la cárcel”. Relata que las organizaciones internacionales que intervinieron para solicitar que estos asesinatos no quedaran en la impunidad fueron el Comité para la Protección de los Periodistas y Reporteros sin Fronteras.


Uno de los argumentos fue que la muerte de los periodistas conlleva una carga adicional a la de cualquier otro individuo, porque “representan el derecho de la gente a saber lo que hacen los personajes públicos y desenmascaran la delincuencia cuando la Policía se niega a perseguirla o forma parte de ella”.


Gould fue más allá de estas cifras y en 2005 eligió casos representativos en cinco países con mayor número de asesinatos: Filipinas, Irak, Colombia, Bangladesh y Rusia. Además de trazar similitudes entre los asesinatos, entrevistó a familiares, amigos y compañeros de trabajo para comprender las motivaciones que las víctimas tenían.


Tardó cuatro años en recolectar la información y en llegar a una conclusión: los periodistas que murieron por “hablar más de la cuenta”, “creían apasionadamente en el principio de que hay que impedir que el poderoso oprima al débil”… Y dieron su vida por esa consigna.


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