Casa de la cultura, con nuevos horizontes

ATILIO RUGEL ALBÁN

Comienzo expresando el principio universal de la conservación de la materia del que nos habla Lavoisier: “En la naturaleza, nada se crea ni nada se destruye; todo se transforma”. Un pensamiento que no necesita mayor análisis y entendible para todos. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Dejamos de ser niños para convertirnos en mayores con una decadencia de nuestras facultades físicas y mentales de las que nadie escapa. En el trayecto el camino a recorrer, todos, sin excepción, buscamos el sagrado deber de ser felices, porque nadie trae la predisposición para sufrir. Por eso, todos queremos disfrutar de las bondades de este universo y a descubrir lo que ignoramos porque la propia dinámica del existencialismo así lo determina.


La Casa de la Cultura de Esmeraldas (CCE), está representada por primera vez en la historia de este centro, en manos de una mujer que llega por los méritos que adornan su personalidad y por su limpia y diáfana trayectoria que marcó en el campo educativo, pasando por varios colegios y la UTE-LVT lugares donde fue llamada y honrada con tan alta distinción. Considero que hoy se ha hecho justicia y estamos seguros que esta dama no desmayará en fortalecer y sacar adelante todo lo que tiene que ver con las manifestaciones que en un inmenso radio concentra la palabra “cultura” y que todos los que la rodean arrimen el hombro dejando a un lado diferencias que surgen muchas veces como fruto de las incomprensiones.


Con fecha 02/08/16 se realizó un acto solemne en el auditórium de la CCE para integrar nuevos miembros que pasan a formar parte de su membresía en un número superior a 60; luego de que sus currículos recibieron el aval en Quito y que una comisión integrada por cuatro provincias de diferentes núcleos, así lo decidieran; quedando en claro que no fueron designados a dedo sino sobre la base de la meritocracia. Hubo algunas intervenciones por parte de miembros del Directorio como Orlando Tenorio, que hizo la presentación; Luis López Estupiñán que narró un poco la historia de este centro; Juan Francisco Morales Suárez que habló en nombre de los miembros entrantes.


Y, como era natural, se dio la intervención de la presidenta, María Luisa Gómez de la Torre, que, en un sentido discurso y con una didáctica propia de una maestra.