La historia como arma

Jorge Oviedo Rueda

El Presidente de los ecuatorianos no tiene un problema mental, como dice la “trucha” oposición, lo que tiene es un problema de formación académica. En las universidades que estudió le insertaron un “chip” que solo tiene paliativos, no soluciones definitivas.


No de otra forma se explica cómo, de cuando en vez, se refiere con lucidez a temas históricos, filosóficos o de la misma economía. Percibe, por ejemplo, que el ser humano tiene que cambiar, lo que es correcto; pero el ser cambiará si cambian sus circunstancias, no al revés. Como la sociedad no ha cambiado desde el surgimiento del esclavismo, por eso los seres humanos seguimos siendo lo mismo, pese a haber surgido maestros de luz como Cristo o Mahoma


En la última sabatina Mashi Rafael enfatizó en la tesis de que las naciones poderosas usan el proteccionismo económico cuando les conviene y cuando les conviene son librecambistas. Exacto, así es, pero tiene sentido sólo si se ubica en la perspectiva histórica correcta. En el s. XVIII Inglaterra fue la reina del libre cambio, porque su economía estaba superando el feudalismo que, por naturaleza, es proteccionista. Los EE.UU., después de la guerra civil, fue abiertamente librecambista, pero sus Estados aplican el proteccionismo cuando les conviene.


Esa es la elasticidad de la economía capitalista. Se expande y se contrae a su antojo. Puede pasar otro siglo y seguirán surgiendo líderes que la fomenten y la defiendan, conscientes de que se seguirá sosteniendo sobre el sacrificio de las masas.


Superar este estado de cosas es el desafío. Ir más allá. Pensar en la economía del Sumak Kawsay basada en el equilibrio. Cuando lo hagamos le habremos dado una solución definitiva al capitalismo. Es la dialéctica de la Historia.


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