La democracia violentada

Jaime Vintimilla

Cada vez y con más fuerza se advierte que en algunos países de América Latina se ha procedido a redefinir, no siempre con acierto, tres conceptos esenciales que marcan el camino de la estabilidad institucional, a saber: estado de derecho, democracia y Constitución.


En las tres realidades se advierte el aparecimiento de mecanismos sofisticados de manipulación donde el abuso del poder se confunde con un sutil golpe de Estado que ya no es perpetrado por militares, sino al contrario, se ha cedido posición a ciertos abogados para sobre la base de una Constituyente generar una Carta Constitucional que hipnotiza a los ciudadanos en busca de un cambio de calidad democrática, aunque después en el ejercicio del poder, la ciudadanía se disipa para ceder sus derechos al gobernante de turno que encarna al mismo estado de derecho.


En esta realidad no distante a nuestro país, la Función Judicial debe jugar un papel estelar, no obstante, a pesar de la existencia de un concurso de méritos y oposición para seleccionar operadores judiciales, se observa que los jueces cambian su convicción, en especial, cuando existen casos donde precisamente el Gobierno tiene intereses. Infortunadamente el resultado de esta acción es la muerte de la independencia judicial y el surgimiento de una concentración de poderes que conducen a un autoritarismo sin límites, donde se apela de la voluntad popular, de los cambios estructurales y de la división social para justificar cualquier actuación del gobernante.


Es por ello que resulta necesario definir con claridad en qué consiste una buena y efectiva democracia, donde sus principios e instituciones sirven para enfrentar exitosamente flagelos estructurales como la pobreza, la corrupción y otros, pues no puede quedarse exclusivamente en conceptos como la separación de poderes, la independencia judicial, la sujeción al estado de derecho y otros descritos en los artículos 1 y 3 de la Carta Democrática si no se cuenta paralelamente con la comprensión de la ciudadanía de la importancia de estos elementos esenciales de una democracia y su utilidad cotidiana.

No hacerlo así permitirá el continuo uso fraudulento de la Constitución.


[email protected]