Desencanto

César Ulloa Tapia

Aunque varios candidatos a la presidencia advierten que es muy temprano vaticinar los próximos resultados electorales, lo único cierto es que en el tablero político hay una inmensa nube de desencanto de la población ante el retorno de las mismas prácticas repudiables del pasado. Los camisetazos, los oportunismos y los “sacrificios personales” están a la orden del día. Por ejemplo, los que antes se preguntaban quiénes jodieron el país y denostaron el papel de los partidos, ahora se adscriben a la justicia social con libertad y, fácilmente, se olvidan que fueron protagonistas en la redacción y la aprobación de la Constitución, en la que se creó al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que tanto critican.


Por el otro lado, en el oficialismo se distingue dos bandos. Unos que respaldan a Glas, quien intenta ser como su jefe y lo imita desatinadamente en las sabatinas, mientras que al otro lado están quienes apoyan a Moreno, quien nunca termina de pronunciarse acerca de temas cruciales y, que tampoco dijo nada en su momento, sobre el discurso descalificador del Gobierno contra los opositores, la explotación de una parte del Yasusí, la reelección indefinida, los traga cheques, del señor que abraza árboles, de las 33 recomendaciones que el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra hizo al Ecuador un par de meses atrás. La posición de Moreno no es tibia, simplemente no existe.


En cuanto a la Unidad, la disputa entre la Concertación y Avanza es muy visible debido a los desacuerdos en la conformación de una lista unificada para los asambleístas nacionales. El dilema está en que mientras el grupo de la Concertación con César Montúfar a la cabeza exige fiscalizar al Gobierno, por el otro lado, la candidatura de Ramiro González como cabeza de lista incomodaría, debido a su larga estancia en el oficialismo. Y el Acuerdo Nacional por el Cambio aguarda la postulación de Paco Moncayo por parte de la ID, pero el partido naranja recurre a la estrategia del avestruz, mete la cabeza sin ocultar su cuerpo. Lasso y Dalo por su cuenta, tratando de sumar adeptos del 50% de indecisos.