‘Victimocracia’

Kléber Mantilla Cisneros

Una deuda externa estratosférica, contrabando fronterizo imparable, desempleo y quiebra masiva de empresas públicas son la realidad mordaz y perceptible que se pretende esconder con una condecoración a una representante de la corrupción latinoamericana. Vuelve la ‘victimocracia’, es decir, el escenario cínico e insoportable del político para premiar al corrupto que funge de víctima o se declara perseguido por la justicia después de gobernar, hurtar, acumular fortunas inexplicadas y esconderlas en cajas fuertes o conventos de monjitas pero sin auditorías.


Resulta un escenario propicio para que los candidatos presidenciables ensayen la retórica anticorrupción. Un desfile de posturas e interrogantes. Aunque lo único cierto sea la propuesta de cambio: despedida para unos o renovación de artimañas para otros. Provoca rascarse la cabeza observar al binomio Moreno-Glas intentar independencia y negarse a repetir fracasos de su líder.

¿Acaso ellos saben cómo pagar la deuda hasta el 2025? ¿Han dicho algo sobre salvaguardias a la exportación y el contrabando? ¿No viajaron también en Tame hasta hacerla quebrar por engrosar los listados de viajes presidenciales, esas rutas locas sin estudio y enlistarse en comitivas folclóricas? ¿O ser parte de la venta de Sopladora y Banco del Pacífico porque al país le quebraron?


A los electores les sale sarna sentir que existen títeres que dicen ser inofensivos y no saber quién mismo gobernará cuando el dueño del país no está en El Cortijo sino en Bélgica.

Claro, el ciudadano reconoce la verborrea que huele a muerto de días, incluso de una década, siente mundos inexistentes, y sabe que impunidad y corrupción remueven los cimientos de la confianza pública. Un presidenciable debe auditar y auditarse y articular leyes para tiempo de vacas flacas: un héroe del cambio reconoce la semilla del mal, reniega del populismo torpe, entiende un sistema cuando está agotado porque perdió la brújula de la moral, cual caballo desbocado cabalga directo al abismo.

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