Posibilidades de voto


César Ulloa Tapia


El correísmo sigue imponiendo la agenda electoral. Tal es así que los candidatos de la oposición diseñan sus estrategias políticas en función de lo que haga, diga o deje de hacer Alianza PAIS. O mejor dicho, lo que hace su líder en retiro y ahora sus sucesores, Moreno y Glas. Sin embargo, hay un conjunto de señales que reiteran viejas formas de pensar la campaña por parte de los presidenciables. No hay un liderazgo nacional, por lo cual la búsqueda de un binomio que equilibre el voto de la Sierra y la Costa es una misión urgente. Esto acentúa más el regionalismo. Otra característica es que los candidatos son fieles representantes de una generación adulta. Los cuatro presidenciables con más opciones tienen 50 años hacia adelante, situación que les dificulta llegar al público joven.


Hay un elemento común que enfrentan todos los candidatos de la oposición: la maquinaria del Estado y no en el concepto weberiano de que este tiene el monopolio legítimo de la fuerza, sino más bien en la errada idea de que el partido es el gobierno como algunos dirigentes del oficialismo lo mal entienden, sobre todo cuando pretenden movilizar a la burocracia a las concentraciones pro régimen, así como el uso de los medios públicos.


A este elemento hay que agregar uno más complejo y es la idea que publicitó el régimen: que la historia inició con Correa, porque antes no hubo nada digno de recordar, salvo las canciones del Che Guevara, la absurda idea de presentarle a Eloy Alfaro como socialista cuando fue liberal y hacernos creer que la democracia es patrimonio exclusivo de los gobiernos progresistas en los países andinos.


La salida de Correa del escenario supone el reto de evaluar el rendimiento electoral de PAIS, el capital político de Lenín y la organicidad que tanto se defiende. Por el otro lado, supone el esfuerzo creativo de la oposición para reinventar la política sin Correa y bajo un liderazgo que rebase la excesiva personalización y las dosis de autoritarismo. Se viene no solo un periodo de transición, sino uno completamente nuevo porque las condiciones políticas y económicas son otras.


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