Cosa de zombis


Kléber Mantilla Cisneros



El Gobierno denunció, al fin, que uno de sus ministros recibió un millón de dólares por sobornos. Si el gasto público subió al menos cinco veces más rápido que el lento crecimiento económico en el correísmo, para auditarlo habrá que añadir contratos, facturas y este desorbitante monto extra por la implementación del cohecho como figura de Estado.


Causa perplejidad que el partido oficial use con cinismo los medios de comunicación incautados y gubernamentales -pagados con nuestros impuestos- para lanzar su binomio oficial pero no a otros presidenciables.


Más incertidumbre y vergüenza provoca que los candidatos a asambleístas no tengan alguna exigencia intelectual o académica para llegar al Legislativo. ¿Cómo puede un grupo de cantantes y futbolistas con seudo-fama organizar un sistema de auditoría, desmontar el institucionalismo correísta, reclamar legitimidad y reinventar el constitucionalismo? ¿Pensar y no solo alzar la mano?


La transición implica coraje ciudadano pues la salida de Correa no será cosa fácil. Un cadáver político para momificarse tarda y muchos zombis intentarán deambular por los panteones de una fracasada ‘revolución’ y esa costumbre de un ‘buen vivir’ para pocos. La gran oposición tendrá que sepultar al difunto y fiscalizar a sus secuaces sin dinero, sin reservas de oro, con muchas deudas, acreedores pendientes, con una dependencia abismal del petróleo, y en dólares y con una mínima inversión extranjera. Hasta ahora, coaliciones y tendencias dispersas no contribuyen a derrotar al populismo despótico.


En muchos la única probabilidad es llegar a segunda vuelta. Sin embargo, el fiasco de la década también se volvió costumbre y está en la cultura. Nos ha pasado de todo pero no hemos aprendido aún a rechazar ese autoritarismo grosero. Ni sabemos cómo suplantarlo. Incluso, un comentario misógino del rey se vuelve certeza y en nuestra identidad de país muy pocos sienten y expresan vergüenza.


La independencia Moreno-Glas tiene la obligación de pronunciarse, de diseñar una estrategia propia, de tender puentes autónomos y alejarse de un cruel monarca para no tocar fondo y reproducirse malherido.


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