Biblioteca de la UTPL

Tuve la suerte de visitarla. No lo había hecho hace tiempo, y al hacerlo tuve la satisfacción de disfrutar de sus acogedoras instalaciones, repletas de estudiantes y profesionales, que a pesar de las facilidades tecnológicas existentes en sus casas, absorbían el conocimiento a través del mágico acto de acariciar y leer las páginas de un libro.

Esa satisfacción se hizo más grande, porque para la obtención de los libros que necesitaba, no fue necesaria la intervención del bibliotecario, gracias a que los lectores gozan de una amplia libertad para obtenerlos por sí mismos, tal como sucede en las generosas despensas de nuestras madres o abuelas, a las que los familiares tienen acceso ilimitado. Claro está, que si el lector requiere ayuda especial, los bibliotecarios la brindan amablemente.

Al buscar los libros que necesitaba, tuve el beneplácito de encontrarlos y constatar que los mismos reflejaban actualidad y variedad, siendo posible leerlos con claridad en adecuadas y limpias mesas.

Se ha dicho que visitar estos sagrados templos del saber –bibliotecas-, constituye una actividad obsoleta, dado el enorme desarrollo alcanzado por los ordenadores y el internet, lo cual es absolutamente erróneo. Primero, porque el solo hecho de estar y respirar en las bibliotecas, nos brindará siempre la oportunidad de contagiarnos de la concentración y el amor al conocimiento de los lectores que ahí habitan; y segundo, porque la paz que de ellas brota, nos aguza la inteligencia y nos estimula, como en ningún otro lado, a empapar nuestras vidas de la luz, del conocimiento y de la sabiduría de los escritores, impregnados en el papel.

Enorme acierto de la UTPL de ofrecer a su comunidad universitaria y a Loja esta bien dotada y moderna biblioteca que propicia el amor a la cultura, la ciencia y la superación. (O)