El dolor de la injusticia

Carlos Freile

Hace unos días, en el último partido de la Selección Nacional de Fútbol, me indigné porque la Conmebol había designado árbitro del compromiso a un señor cuyo país tiene al nuestro como directo rival para llegar a Rusia 2018, perdí más la paciencia al ver unos fallos tendeciosos pero pequeños, luego me enfurecí casi hasta el paroxismo por la evidente injusticia cometida por el árbitro cuando no expulsó a un contrario que pateó a un nacional en el vientre, ya terminada la jugada y con la víctima en el suelo; por último perdí la cabeza al constatar que nuestros comentaristas deportivos no ponían el grito en el cielo contra el árbitro por no expulsar al agresor, más bien no decían nada.


Más tarde me contaron que a una chica, víctima del mayor agravio que se puede infrigir a una mujer, habían tratado de incriminarla en un delito grave por razones repelentes, en evidente violación de la justicia, definida como “dar a cada quien lo que cada quien merece”. La indignación futbolera se adelgazó hasta el grosor de un hilo, pues había surgido un motivo realmente fundado para sentir y alimentar la indignación contra poderosos y esbirros enfrentados a una indefensa y ya agredida mujer joven.


Esta mañana leo que un partido político pone en su programa la despenalización del aborto y se me sube la mostaza a la cabeza y más allá: inexplicable injusticia contra seres totalmente inocentes; tal vez para remediar violencias previas se pretende castigar con el sumo daño, la muerte, a personas sin culpa alguna e incapaces de defenderse, de pedir clemencia, de abogar por su vida, su bien mayor, el que se les pretende arrebatar antes de conocerlo de verdad.


Frente a la campaña para legalizar asesinatos masivos de inocentes inermes, a quienes se les niega el amparo básico merecido por toda persona humana sin distinción de sexo, de edad, de salud, de color, de fortuna, la indignación debe volverse absoluta. Tremenda injusticia: castigar al desamparado inocente por un crimen que no ha cometido. Frente a esto, ¡qué me importa la injusticia en el fútbol!


[email protected]