Escoger a los mejores

César Ulloa Tapia

¿Por qué es importante votar por la mejor opción en estas elecciones para el binomio presidencial y la Asamblea? Indudablemente, porque está en juego nuestro futuro, pero además porque hay que reinventar el sentido de representación política; es decir que la gente se sienta representada, dignificada, valorada y estimada por quienes nos van a gobernar. En esta misma reflexión, los candidatos electos se convertirán automáticamente en la imagen del país y no podemos permitir que esa imagen se vaya al diablo, porque cualquier persona sin oficio llegue a la Asamblea. ¿Cuántos ecuatorianos nos sentimos representados por los asambleístas actuales? Hay un sentido de indignación y fatiga cívica.
Parecería que muchos funcionarios de los distintos poderes del Estado no tienen la más mínima idea de lo que significa el sentido de representación ciudadana, no solo por el abuso de poder que algunos ejercen, sino también porque ponen en detrimento la imagen del país en el exterior, colocándonos en la barbarie y el submundo. Muchos creen que tienen el poder y que lo van a usar como les da la gana, sin darse cuenta de que esas actuaciones debilitan a las instituciones, generan incredulidad en la ciudadanía, ponen en crisis la confianza en los concursos de méritos y oposición, además de desnudar lo más perverso y obsceno del sistema. Por otra parte, el abuso de poder pone en evidencia el arribismo y los mínimos requisitos que debería tener un funcionario: honradez, respeto, credibilidad, mínimo equilibrio emocional y compromiso cívico.
Cuando se mira la conformación de las listas para asambleístas en algunos partidos y movimientos, parecería que las agrupaciones políticas nunca entendieron ni aprendieron las lecciones anteriores a la revolución ciudadana en 2006, época que sepultó a la partidos tradicionales por la falta de nuevos líderes, por la poca o ninguna democracia interna, por la compra y venta de puestos en las listas, por la incapacidad de sus elites para refrescar y renovar prácticas y estilos de conducción. Por todo ello, hay que reinventar la representación política.



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