Santiago Guarderas: No soy febrescorderista, soy socialcristiano

‘No soy febrescorderista,  soy socialcristiano’
ENTREVISTA. Guarderas recibió a La Hora en su oficina, con una amplia vista del centro norte de Quito.

Santiago Guarderas tiene el encargo de mejorar la imagen del PSC en Pichincha, donde la votación le ha sido esquiva.

Si hubiera un cataclismo y le pidieran que escogiera entre la jurisprudencia, la docencia y la política, Santiago Guarderas diría, sin dudar, que la docencia. Su padre era profesor y le transmitió dos cosas: la pasión por enseñar y su apego a la Liga de Quito. Mira la ciudad a través de la ventana de su oficina y sus ojos se pierden en un recuerdo: él y su papá llegando al estadio de la Universidad Central, para ver jugar a la Liga. Sus ojos se llenan de emoción.


Entre risas, Guarderas se define a sí mismo como un ‘nerd’. Lo recita de memoria: fui uno de los mejores estudiantes del colegio, fui el mejor de la universidad, fui el mejor en la maestría… Cree que el estudio, la preparación constante, leer, son cosas que les hacen falta a los políticos.


Cuando estaba en sexto curso en el colegio Benalcázar, de Quito, comenzó a dar clases a los alumnos de una escuela nocturna. Ahora, 28 años después, lo único que le pesa de haberse metido en política es que, si gana una curul en la Asamblea, tendrá que dejar de dar clases. Y está pensando en dictar “aunque sea una materia” si llega a ganar.


El Partido Social Cristiano (PSC) le encargó una tarea ‘cuesta arriba’: obtener una buena votación en Pichincha, la provincia que más hostil les ha resultado en la historia reciente; y, de paso, conseguirle la mayor cantidad de votos posibles a Cynthia Viteri. En los recorridos que ha hecho, ya ha habido quien le ha gritado en la calle que jamás votaría por un febrescorderista, por los ‘escuadrones del volante’. ¿Vencer el peso histórico de León Febres Cordero es una misión imposible? Guarderas cree que no.


¿Siente que echó encima un peso muy grande?


Recordemos que el partido nació con Camilo Ponce Enríquez, en Quito, donde tuvo una presencia muy importante. Luego, creo que por la influencia grande de León Febres Cordero y luego de Jaime Nebot, cuando asumieron la Alcaldía de Guayaquil, pasó a tener una alta notoriedad en la Costa.


Comenzó un proceso totalmente pasivo del socialcristianismo en Quito y las nuevas generaciones comenzaron a sentir que el PSC era un partido de la Costa, olvidando su origen. Pero creo que con lo que estamos haciendo y con la candidatura fresca de Cynthia Viteri, comienza a acabarse ese adormecimiento.


¿Cree que es solamente esta cuestión regional, o que el Gobierno de Febres Cordero, las denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos, la injerencia en la justicia… también influyen en el rechazo que ha manifestado en varias elecciones Pichincha al PSC?


Quito ha sido, es y será la ciudad más política del país. Aquí hay una crítica inmensa. Pero yo no diría que hay una posición unánime sobre la gestión de Febres Cordero, creo que hay criterios encontrados. Así como hay cosas que tienen mucha crítica, también hay mucho agradecimiento. Vaya al Comité del Pueblo, a Solanda y a Chillogallo, prácticamente legalizó todas esas ciudadelas. También hizo cosas importantes para el deporte, construyó el estadio del Aucas.


Pero la votación le ha sido muy adversa al PSC en Pichincha en la historia reciente.


Creo que los más extremistas han tenido una influencia en los grupos que les rodean. Ellos lo quieren mostrar como un Gobierno nefasto.

¿Y cree que es una exageración?


Sí. Primero, debo aclarar que cuando se daba el Gobierno de Febres Cordero yo estaba en la universidad. No podría dar una opinión completa, contextualizada de la situación de ese momento. He leído, tengo algún recuerdo, pero es muy distinto vivir algo. A lo mejor yo puedo resultar crítico de ese Gobierno, pero yo mal puedo hacerme cargo de algo de lo que no he sido parte.

¿Entonces el Santiago Guarderas universitario no era febrescorderista?


No. Ni siquiera me imaginaba al PSC en ese momento. Recuerdo hechos históricos, cosas como la toma de Taura.


Quienes se opusieron en las calles a Febres Cordero eran principalmente colegiales y universitarios. ¿Usted qué hacía en ese momento?


Estudiaba. Cuando uno está en la universidad, estudia. Y, dado que mi interés era ser un buen profesional, estaba dedicado a eso, no estaba metido en política.

¿Y con eso de lo que se enteraba, qué opinión tenía del Gobierno?


Era un Gobierno con presencia. Con una presencia… (un largo silencio)… fuerte. Creo que ese es el término. Recuerdo que cuando acabó su mandato fue a Guayaquil y mucha gente lo aplaudió y que luego ganó la Alcaldía.

¿Y en este momento? ¿Si le preguntan ahora si es febrescorderista?


No, tampoco. No soy febrescorderista ni nebotcista ni viterista. Soy socialcristiano, me gusta la ideología del partido. No creo en personas, creo en principios. Considero que los partidos son esenciales en una vida democrática, que son el punto intermedio entre la población y el poder.

Pero en las últimas elecciones más bien ha resultado ‘buen negocio’ decir: ‘yo no soy de ningún partido’.


Exactamente. Hay muchos problemas y ahí sí hemos hecho un ‘mea culpa’ los grandes partidos. Por ejemplo, para tener una democracia en el país, es necesario tener una democracia interna y creo que eso es uno de los graves errores. Hay que hacer investigación, capacitación. El dinero que reciben los partidos por la Ley Electoral debería ser exclusivamente para eso, pero lamentablemente no se cumple.

En los actos que usted ha organizado en Quito ha habido alta presencia de jóvenes ¿Apunta hacia allá para impulsar al PSC? ¿Son estudiantes suyos?


No son mis estudiantes. Siempre he tenido una química con los jóvenes, siempre he confiado en ellos. En nuestra lista para el distrito centro norte de Quito, la segunda candidata es una joven de 23 años que estudia dos carreras en la Universidad de las Américas. Y la cuarta es una joven de no más de 25 años, que tiene dos carreras: Leyes y Economía, maestría y diplomado. Siempre he querido que haya un ‘ministerio de la juventud’.

¿Algo como la Secretaría del Buen Vivir?


(Risas) No, para nada. Ellos tienen mucha chispa, me han demostrado creatividad, ingenio. Me han enseñado muchas cosas y me han motivado.

Si le pido que defina una ‘bandera de lucha’, una sola, que usted tendría en la Asamblea, ¿qué respondería?


Fiscalizar. La corrupción ha descompuesto y ha desinstitucionalizado al país. (ASC)


“No creo en personas, creo en principios. Considero que los partidos son esenciales en una vida democrática”.


“Creo que hay criterios encontrados sobre Febres Cordero, no una posición unánime”.

“Siempre he querido que haya un ‘ministerio de la juventud’”.