Los excesos de Trump


ATILIO RUGEL ALBÁN

“El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo”, (Epicuro de Samas). Hay un refrán que dice que el que siembra vientos cosecha’ tempestades y parece que esto ,es lo que se está cumpliendo con el ciudadano que ocupa la Presidencia de la potencia más grande del mundo. Debe ser muy difícil y deben perderse muchas noches de sueño cuando luego de una elección como la que se dio en el país del norte, al punto que se revivió una frase de años anteriores que cuando EE.UU. estornudaba todo el mundo se resfriaba. Pero en la práctica se está demostrando que puede tenerse los millones de dólares acumulados; sin embargo, estos a la hora de la verdad provocan reveses cuando los poseedores de grandes fortunas tratan de dominar el Universo por su posición económica.
Es verdad que el triunfo de Trump tiene su patente de legalidad porque fue una contienda democrática; de allí que la oponente en un gesto de madurez y altura reconoce su derrota y desea que el elegido trabaje en favor de todos los estadounidenses porque hay una especie de regla general que se convierte en una praxis en política, al decirse que “no habrá vencedores ni vencidos” y que solo la unión de todos sumará acciones positivas en bien del pueblo. Toda esta situación es muy sensata, al punto que el Presidente saliente Barak Obama ya tuvo una reunión preliminar con Trump para coordinar y ponerse a la orden para hacerle conocer todo lo que realizó su gobierno y lo que está en camino, en una actitud digna de relievarla con lo cual se demuestra que no hay resentimientos a pesar de los insultos que recibió del triunfador.
Procedimientos de esta naturaleza deben imitar nuestros políticos que más responden a reacciones viscerales y no a informar, a sus seguidores de cuánto se puede hacer porque muchos están viciados de haber recorrido caminos cuyo trayecto sublimiza la corrupción.