Entre las fiestas navideñas y el año que termina, varios temas relevantes rondan los destinos del Ecuador.
Uno de estos es la aprobación del Tratado Comercial Multipartes con la Unión Europea, que entrará en vigencia en enero de 2017 y permitirá que productos ecuatorianos puedan ser exportados con cero aranceles a un mercado de más de 500 millones de consumidores europeos de 28 países. Aquello es muy positivo para la economía ecuatoriana y de haberse actuado sin politiquería, pudo habérselo logrado hace años, al igual que Perú y Colombia.
Otro es el proyecto conocido como Ley de Plusvalía, impulsado por el Presidente para establecer un elevado tributo a la utilidad por la segunda venta de inmuebles para evitar la especulación del valor de las tierras. Tal como está planteado es exagerado e inoportuno, si consideramos que el obeso y endeudado estado ecuatoriano necesita en forma urgente enviar señales amigables a la inversión privada para mejorar su salud financiera.
Un tema no menos preocupante resulta el conflicto surgido en Morona Santiago, en el que comunidades Shuar se oponen a la explotación minera en territorios que ellos consideran ancestrales, llegando incluso a enfrentamientos violentos con las fuerzas públicas del Estado que han dejado como saldo la muerte de un gendarme y varios heridos. Entre otros motivos, ello se produce como resultado de la ambigua posición del gobierno que ha ido cambiando de acuerdo a su conveniencia electoral, es decir, de adalid del sumak kawsay en tiempos de bonanza petrolera, a pragmático y necesitado administrador económico de los recursos naturales en tiempos de vacas flacas.
Estos asuntos y otros también delicados, como el encaje bancario, deben ser tratados por el Gobierno con enorme responsabilidad y al margen de todo tinte populista, tan usual en nuestro país. (O)