Sistemas y personas

Carlos Freile

Frente a las evidentes injusticias que se dan en la sociedad, desde el siglo XIX algunos iluminados sostienen la necesidad de “cambiar el sistema”, en otras palabras, hacer la revolución, eliminar la propiedad privada, por ejemplo. Sin embargo, al revisar de manera objetiva la historia de los regímenes surgidos con esa intención, constatamos la presencia de otras injusticias, otras explotaciones, otras opresiones, agravadas por una oculta corrupción mafiosa, enquistada en todos los niveles del poder. Setenta años de socialismo no mejoraron la vida de los rusos; de igual manera, el “cambio de sistema” solo trajo hambre, miseria y miedo a los cubanos durante cincuenta años.


El sistema puede tener, en teoría, todas las bondades del mundo, estar atiborrado de proyectos formidables para cambiar a la sociedad, pero si las personas continúan con sus egoísmos, sus afanes de lucro, sus apetitos insaciables, su ansia de poder, sus mezquindades sin cuento, la realidad concreta poco o nada cambiará: llegarán nuevos amos con sus correspondientes séquitod de lacayos y de correveidiles, pero el pueblo, la gente como usted, sufrirá los mismos abusos pero multiplicados. Lo enseña la Historia.


Por eso, lo racional consiste en centrar las preocupciones en la persona, en su educación, en la formacion de sus valores; lo verdaderamente generoso con la sociedad es darles a los jóvenes la oportunidad de reflexionar sobre el amor (no confundirlo con el deseo sexual), sobre la responsabilidad (no mezclarla con el miedo a ser descubierto en alguna pillería), sobre la cooperación comunitaria (no identificarla con la complicidad de amigachos frente al botín).


Si en nuestras escuelas, colegios y universidades (además de TV, cine, revistas, medios digitales…) se endiosa el afán de lucro, se privilegia el éxito reducido a la riqueza, se justifica el egocentrismo, se rinde culto a los desaprensivos, ¿como podrá la sociedad del futuro, con nuevos sistemas o no, gozar de mayor equilibrio, justicia y respeto? Si la persona sigue corrupta, no importa la renovación del sistema.


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