No convencen

César Ulloa Tapia

El alto índice de indecisos a un mes de las elecciones evidencia el desencanto de la población con la política y los políticos. Al igual que a inicios del 2000, emerge de nuevo la antipolítica que curiosamente fue muy bien capitalizada por Rafael Correa en su primer triunfo. Es ineludible recordar que el discurso del mashi apuntaba en contra de los partidos y de las instituciones de la democracia. Indudablemente, las tiendas políticas habían hecho sus méritos y la sociedad cayó en el hartazgo del viejo juego de hacer la política por parte de los cuatro jinetes (PSC, ID, PRE y DP) y los emergentes Prian y SP.


Un indicador que delata de manera insultante el hartazgo de la ciudadanía es que los candidatos con más opciones no son nuevos en la política. Todos pasan los 50 años y la gente sabe perfectamente su pasado en la cosa pública y en el sector privado. No hay aparecidos ni outsiders en esta lid electoral. Más bien, está en juego el retorno de los elefantes, es decir de la vieja clase partidista de las tiendas tradicionales y la permanencia de la capa tecnoburocrática de Alianza PAIS y la estrategia populista.


La limitación de los candidatos a promocionarse en los medios tradicionales ha logrado que las redes sociales se conviertan en el espacio de batalla por excelencia. El bombardeo de propaganda y memes, en formato de promesas, denuncias, halagos y aclaraciones abren el análisis para pensar la política en la era digital, pero sobre todo en comprender cómo, incluso, el espacio de ocio moderno (las redes sociales) es invadido y explotado a saciedad por los candidatos. Basta pensar que el número de celulares es mayor al de la población y que un porcentaje muy alto de esta accede a Internet desde su móvil.


Pese a este bombardeo propagandístico, el índice de indecisos sigue siendo muy alto, de manera que el general no sale de su laberinto, Lasso no para de ofrecer cualquier cosa, Lenín hace las veces de paraguas ante las permanentes denuncias de corrupción y Cynthia intenta hacer un buen dúo con su binomio. Cuán necesaria resulta una serie de debates para saber quién es quién frente a sus contrincantes.


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