Cerrar los ojos

Jorge Oviedo Rueda

A estas alturas de la jornada electoral lo que se nos ocurre a los ecuatorianos concientes es cerrar los ojos y no mirar lo que está pasando. No hay nada bueno y, si existe, la mediocridad, la ramplonería y la audacia oportunista lo mantienen oculto. Estamos viviendo una campaña electoral de tan bajo nivel, que una para la presidencia de un Consejo Estudiantil tendría más contenidos.


A Bucaram se le ocurre usar a la Iglesia Evangélica como plataforma. Se compromete a combatir el aborto, mantener la familia “como Dios la creó” y promover el estudio de la Biblia en las escuelas, o sea, volver a la Santa Inquisición. A este candidato le enseñaron a bailar pero no a pensar.


Cynthia Viteri no sabe qué inventar para caerle bien al pueblo, pero todas sus propuestas son pura demagogia; el banquero millonario ofrece bajar los impuestos, con lo cual nos hace suponer que impondrá un agresivo proceso de privatizaciones al más puro estilo argentino; Moncayo, igual que Correa en 2006, se ampara en el programa reencauchado de la seudoizquierda ayalacostista para hacer lo mismo, pero con otro estilo; Pesántez se enreda en su tercera posición y los otros no dan la talla. Estos son los presidenciables.


Si se revisan las candidaturas parlamentarias, no solo que da ganas de cerrar los ojos sino de salir corriendo también y el problema no está en su falta de preparación, sino de inteligencia. A Pancho Villa, Zapata, Sandino, al mismo Alfaro no les preparó Salamanca, pero tenían esa inteligencia natural que les llevó a comprender cómo funciona la sociedad, a entender que estaba mal hecha y que se tenía que cambiarla.


En estas condiciones el tuerto es rey. Lenín Moreno avanza sobre ruedas a la Presidencia de la República.


¡Pobre, mi Ecuador querido!


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