La Carta de los Obispos

Carlos Freile

El sábado pasado resumí algo de la formidable Carta Pastoral de los Obispos, en esta oportunidad voy a citar cuatro párrafos que no requieren de comentarios. En el capítulo de los ‘Compromisos’ dicen los Obispos con rotundidad:


1.- “Ciertamente, la corrupción degrada la vida social y el servicio público. No deja de ser especialmente escandaloso que la corrupción se dé al tiempo en que miles de personas viven en el desempleo, y las familias humildes experimentan graves necesidades.


Sin una auténtica regeneración ética no podremos afrontar el futuro. La honradez forma parte ineludible de la vida personal y social, política y económica, de los pueblos. Los ciudadanos claman por un ejercicio honesto del poder, escandalizados y dolidos ante los últimos episodios de corrupción.


A la decepción de haber sido robados, se añade el hecho de que, a pesar de las condenas judiciales, el dinero no siempre se devuelve”.


2.- “Nos referimos a la vida de todas las personas, desde la concepción hasta su muerte natural (Const., n. 43). Éticamente, resultan inaceptables políticas públicas que promueven el aborto, la eutanasia, la pena de muerte, la trata de personas o el maltrato físico o psicológico… También entre nosotros el tema del feminicidio alcanza índices alarmantes y debe ser radicalmente rechazado. … No se trata sólo de un derecho individual”.


3.- “La familia no sólo es la célula fundamental de la sociedad (Const., n. 67), sino también la imagen sacramental de Dios. Hoy, la familia sufre no pocas agresiones por parte de una cultura que ensalza el individualismo y el relativismo moral. Parece que todo vale con tal de estar bien, económica o emocionalmente, con tal de lograr un espacio relevante de poder, de prestigio o de reconocimiento social”.


4.- “… la falta de acceso al agua potable, la pérdida de la biodiversidad, la explotación salvaje de los recursos naturales, sobre todo petroleros y minerales, sin las debidas garantías y sin la consulta previa a las comunidades, pone en peligro nuestro futuro personal y el de nuestros pueblos”. Amén.


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