Por: Ramiro Ruiz R.
La semana pasada la Fiscalía reconoció la existencia de un documento que se filtró en las redes sociales. En este oficio, la Dirección de Asuntos Internacionales devolvía al fiscal Wilson Toainga 26 fojas que había enviado Brasil porque no se pudo traducir al español. Jodidos, el portugués es más intrincado que el mismo chino. Nadie sabe de ese idioma lejano, similar a las lenguas viejas como el griego y latín. ¿A oído alguien del gobierno de Ecuador en qué lengua escribió el famoso José Saramago? En este momento aclaro una situación: el Fiscal creo que esperaba el oficio en kichwa, lengua madre de nuestras antecesoras muertas.
Revisemos un poquitín la historia de este pleito. En un comunicado se pidió a la Contraloría que le permitiera designar una comisión especial, de los colegios profesionales, para “acompañar” al organismo de control en la revisión de los contratos que la constructora brasileña Odebrecht firmó en Ecuador.
La comisión no se concretó. Sin embargo, voceros de la Contraloría indicaron que se auditaron internamente (entre ellos, calladitos), primero que construyó Odebrech en el país y se entregaron 33 informes. Descubrieron indicios de responsabilidad administrativa en contra de 138 funcionarios con glosas de USD 313.228.
Aparecen las hidroeléctricas San Francisco, Toachi Pilatón, Manduriacu, Pucará; el sistema de riego Carrizal – Chone, la Refinería del Pacífico, el aeropuerto de Tena, entre otros gigantescos proyectos.
La Contraloría concluyó que existieron indicios de responsabilidad civil y glosas por USD 144 millones. Sólo uno con indicios penales. La Contraloría puede llenar una oficina de informes si la Fiscalía sigue durmiendo. Por esto el fiscal Chiriboga pidió que no interrumpan su sueño placentero y el país comprenda que este caso es reservado y no se trata de “encubrir a nadie, sino de entorpecer el proceso”.
Mientras en países como Perú, los trámites judiciales están adelantados, el expresidente Toledo tiene orden de captura preventiva. En Panamá, la Fiscal pidió a Interpol que presente una difusión roja contra los hijos del expresidente Ricardo Matinelli, acusado de soborno. En Colombia, el entramado de corrupción señala al presidente Juan Manuel Santos. En Ecuador el Fiscal con su sabiduría dijo: el corruptor es Odebrecht.
Mientras tanto los protagonistas de esta película de miedo viven de agache. Se agachan para que la justicia no les mire, se agachan a recoger los millones. Los corruptos medio duros salen a las terrazas de los hoteles de Miami con un vaso de cóctel en un mano y en la otra agarran la cinturita de alguna compañera que les consuela. Pero los corruptos duros y más duros todavía gozan del poder, esperando la justicia de las urnas.