Fin del insulto

Kléber Mantilla Cisneros


Hoy se traza la delgada línea entre el desquiciamiento populista y la disgregación de la voluntad por el anhelo de cambio.


Hoy se traza la delgada línea entre el desquiciamiento populista y la disgEl fin de la política clientelar y del maltrato ciudadano desde un poder concentrador, irresponsable, derrochador y arrogante.


Quienes fuimos agredidos y ultrajados lo celebramos, pues el insulto tiránico es nuestro signo: profesores, estudiantes, médicos, militares, ambientalistas, opositores, jubilados, feministas, dirigentes sociales o indígenas.


Concluirá la persecución a la prensa libre que fue declarada enemigo uno y la resistencia de universidad crítica; el castigo a libre pensadores, caricaturistas, comerciantes asfixiados, sindicalistas atosigados y el resto de desempleados estamos unidos.


La era del ultraje, infamia, prepotencia y cinismo bajo una élite funcional, de bolsillos grandes e ineptitud escandalosa se acaba, pues esta estandarizó prácticas mafiosas y proclamó la mentira insolente como hoja de ruta.


Un día para veleidades porque intentamos rescatar la democracia perdida frente al lenguaje continuista de un espíritu atorrante y torpe, casi diabólico. Este es el cierre del Estado de control, represión y sumisión ante un monarca vanidoso que creyó gobernar un tropel de idiotas.


Este es el ocaso del dueño de la demagogia y el límite de su endeudamiento externo, el descanso del líder del carisma fofo con complejo de superioridad anacrónica como para dictar clases de moral en plena la apoteosis de su corrupción.


Fin del acumulador de títulos ‘honoris causa’ extraños, de incontables viajes, carreteras, puentes, mucho cemento y más elefantes blancos sin rendir cuentas, gestor del caos económico y social y responsable de la mayor quiebra de la historia.


Este es el crepúsculo de la maquinaria de propaganda que contribuyó a lavar cerebros a través del monopolio de medios gubernamentales e incautados y una ley inquisidora.


Capítulo desenlace de sabatinas que escenifican esa risita aborrecible, el bufón fatigoso y los cantantes enajenados.


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