En el pasado

CARLOS TRUJILLO SIERRA


Hay “gente” que nos quiere convencer que todo pasado, o simplemente el pasado, es malo. Pero así como el mañana no existe sin el hoy, el hoy no existiría sin el ayer. Sin padres, ¿dónde estarían nuestras conciencias? Sin abuelos, ¿dónde estarían los padres? Pero, como eso es imposible, es la esquizofrénica negación del pasado la que quiere imponernos con una nueva creación, esa es su megalomanía, visión del mundo que rechaza la evolución de la especie. Pobres nuevos dioses, más débiles que los que la evolución del hombre ha creado. Nunca llegarán ni a los cielos religiosos ni a los disparatados paraísos totalitarios. Se imagina usted, todo un panteón: santos, ángeles, vírgenes, ¿materiales? Las dos palabras se excluyen: panteón, todos los dioses; materia: lodo, podredumbre, contaminación y opresión.
La rueda apareció hace miles de años, la televisión hace 100 años, Internet solo en 1990 de nuestra era. El humilde cero (0) solo se popularizó hace mil años. No hablemos del Quito aborigen, hablemos solo del Quito colonial que comenzó a construirse en 1534 y lo cual tomó más de 300 años. No hay un segundo escalón sin el primero. No podemos hablar de una nueva educación borrando las huellas indelebles de miles de años. Nuestra educación está empantanada y hasta en retroceso, porque se ha querido exterminar hasta las raíces, se ha sembrado en eriales.
¿Cuántos años nos va a tomar enderezar nuestro sistema educativo? Ante el repetido mal rendimiento de las pruebas de primaria o básica, ¿cómo se imaginaron que por decreto podían arreglar el rendimiento del bachillerato o de la comunidad? Creyeron que era más fácil que cambiar un foco quemado y no se dieron cuenta que viviendo en la oscuridad deliberada, voluntariosa (sin pasado) ni el foco nuevo ni el foco quemado iluminarían nuestros lares. Adiós 10 años de creación.


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