Lecciones de la segunda vuelta

Jaime Vintimilla

Sigo convencido y desde antes de su aprobación, que la Constitución de Montecristi nos ha traído más infortunios que aciertos, pues a más de fomentar una legislación gestada al apuro y sin técnica jurídica, nos ha regalado un vendaval de instituciones carentes de independencia que han concentrado su actuar, conforme a los designios del gobierno, en regular y disminuir los derechos de los ciudadanos.


En esta lacerante realidad debo citar a José Rafael Bustamante, quien parecería hablar para nuestros días, pues “toda la historia de la República se desarrolla en un ambiente despótico-revolucionario que no tiene solución de continuidad y que sitúa la contienda política en el campo violento y primitivo de la fuerza que excluye la posibilidad democrática y exalta la autocracia”.


Ese es precisamente mi sentir después de las elecciones del domingo, ya que guardando las proporciones, el país ha vivido procesos de desinstitucionalización permanente que ha minado el sentido de seguridad y de certeza, donde además las normas jurídicas han servido para someter a la democracia y al Estado a una manipulación sistemática de los conceptos.


Me decepcionó la campaña política, preñada de ideas vacías a más de defendidas por salvadores o mesías; me defraudó la forma de designar candidaturas y, por último, me hastió el bochornoso e indecoroso sistema de asignación de escaños así como la forma tan burda como las autoridades electorales mostraron desidia sobre los valores democráticos que deben imperar cuando se enfrentan situaciones complejas.


Urge reconstruir un sistema de partidos políticos serios y consecuentes, pues no es admisible una atomización de movimientos políticos que defienden feudos y ningún pensamiento ni programa, siendo además causantes de la actual pobreza política que padecemos, ya incluso se hace imposible su presencia “porque los de oposición encuentran tapiado el campo legítimo de la competencia”. Espero que en la segunda vuelta impere la razón, en especial si deseamos abandonar la estrechez que nos aleja de la libertad de escoger nuestro propio porvenir.

Pido políticos transparentes cercanos a la realidad y a la teoría.


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