El nuevo presidente

Jaime Vintimilla

Una vez que nos hemos sumido en la segunda vuelta, urge conocer de los candidatos finalistas ideas concretas sobre la dolarización, el papel y el tamaño del Estado, el manejo de la economía, el respeto de la juridicidad, las inversiones privadas y públicas, la generación de empleo y el lugar de los Derechos Humanos.


Hay, sin duda, otros temas muy importantes, pero si no comprendemos, al menos, aquellos señalados, infortunadamente el voto será favorecido a la luz de la demagogia, las falacias y las distracciones baladíes que permiten que afloren las pasiones que someten, sin remedio, a la objetividad ciudadana.


Hiere al civismo advertir tanta violencia que ha aflorado generando una escisión social peligrosa, pues el concepto de pueblo ha sido manipulado con argucias que nos arrastran a una guerra de epítetos, denuncias y denuestos sin cuartel. Tal vez, es momento de considerar los niveles de ausentismo electoral mostrados en febrero o en otras latitudes para pensar que el voto debe ser facultativo, aunque el debate es incesante, pues en países donde es facultativo lo quieren convertir ahora en obligatorio con los consecuentes peligros de su desnaturalización o sesgo demagógico.


Por ello, si los candidatos no debaten ni muestran la factibilidad de sus propuestas, vana será nuestra fe, porque no sabremos si buscan ciudadanos que siempre tengan la oportunidad de escoger entre múltiples opciones o sencillamente anhelan súbditos sometidos a los designios de un Estado que adolece de hipertrofia.


La lucha de clases y los discursos que reniegan de la historia nos llevarán al abismo, pues el país adolece de falta de liquidez y sin reglas claras tambalea la dolarización y la posibilidad de acceder a inversiones frescas que permitan una atmósfera de emprendimiento y empleo, caso contrario, nos hallaremos ante la insistencia de una imposición burocrática miope. La decisión debe ser responsable, pues se juega la institucionalidad, la estabilidad, la democracia, el respeto de los derechos de todos y la vigencia del Derecho. En consecuencia, no se puede votar sin conocer las propuestas del nuevo Presidente.


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