Tanta luz


CARLOS TRUJILLO SIERRA

Tanta, pero tanta luz arroja la RC (o simple y únicamente RC) que nos han dejado encandilados como conejos en media vía ante los faros de un carro, cegatones, atontados, limitados y bobitos. Me sacudo y venzo el sopor, el adormilamiento que me quiere dominar. No sé si es ignorancia pretendiendo ser verdad bíblica o maledicencia deliberada, o simplemente desprecio, negación de nuestra capacidad de saber, de aprender, de razonar. Nadie recuerda ya de la “Pedagogía del Oprimido”. De iluminadora pasa a ser luz cegadora.
Un señor (pariente de RC) nos dice que en Quito no encontró un traductor del idioma portugués (es la variante brasileña). Qué falta de iniciativa, pero en Quito se sabe que desde 1962, el Centro de Estudios Brasileños está enseñando la lengua y la cultura brasileña. Yo mismo fui alumno durante dos años en la década del 60. Hay cientos -mejor miles- de ecuatorianos que se han graduado en universidades brasileñas, que estudiaron y se graduaron y hablan portugués con la misma fluidez que muchos de nosotros lo hacemos con el español. (Entre paréntesis, tengo un sobrino profesor universitario en Brasil).
Ustedes saben, que yo no tengo nada en contra de los creyentes pero tenemos que reconocer las diferentes esferas de la vida y más aún cuando a cada rato nombramos a Dios y al Evangelio -nos olvidamos o nunca leímos la respuesta de Cristo a los fariseos “dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Por lo tanto, como le decía a una señora el día de las elecciones, no es a Dios a quien le voy a pedir un aumento de la pensión jubilar sino al IESS que desde 1955 ha administrado mis contribuciones.
Necesitamos la libertad del razonamiento, del análisis, de la crítica. Los resultados electorales traducen, dibujan, el estado y el nivel de nuestra educación. De qué libertad y respeto podemos hablar cuando los medios oficiales -radio y TV- sirvientes del gobierno, buscan y publicitan las voces e imágenes de niños inocentes despidiéndose de RC que se va y prometiéndole no olvidarlo. Niños de 4, 5 ó 6 años.



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