El dulce manjar que aferra a los cargos

ATILIO RUGEL ALBÁN



“No somos responsables de nuestras emociones; pero sí de lo que hacemos con las emociones”, Jorge Bucay. Se ha dicho que en la escuela de la vida se aprende de todo y si esto se cumpliera a rajatabla no cayéramos en el error de que el hombre ‘es el único animal que choca dos veces con la misma piedra’. Si reflexionamos aplicando toda la lógica del mundo y siendo coherentes, tendríamos que mirar con una óptica clara el paso que vamos a dar el 02/04/17 en las elecciones. Pero para esto tenemos que medir nuestra capacidad de adquirir una actitud responsable con conciencia plena y lucidez, a través del análisis que nos permita identificar un futuro dichoso sin que sea el azar el que solucione el derrotismo que llevamos adentro, producto del acoso y proliferación de líderes de papel que se apoderan de dignidades en las que siempre cometen fallas imperdonables.
La televisión de la cual estamos cansados escuchar y ver la cadena que de manera histriónica llenan de insultos y calumnias que recién ahora se acuerdan de hacerlas, pero que antes permanecieron con la boca cerrada porque querían aferrarse al poder, hoy, con qué facilidad se echa la culpa a otros acusando que todos los males provienen de ellos, esto es un concepto moralista que implica juicio respecto a determinadas situaciones. Como han sabido guardar como si fuera un cofre sagrado los grandes males que aquejan a la nación y con una habilidad zorrina sobredimensionan y exageran las acciones de los demás. No existen los políticos perfectos y cuando uno es crítico de los errores ajenos hay que evitar caer en lo que criticamos porque en este caso se lo hace a conciencia plena.
Resulta que los que gobiernan son personas inmaculadas, que por poco no piden la canonización y todo lo que hacen es bueno, siendo las personas más honradas del universo, pero cuando alguien que no comparte los equívocos de estos, son satanizados y objeto de burlas que con aplausos y sonrisas festejan sus adláteres. Dicen que el que carece presume y aquellos esperan que otros suplan sus carencias. Parece que quieren institucionalizar en el país “el chantaje emocional” que es perseguir a las personas que actúan en contra de sus principios y voluntad. Estos personajes sienten miedo al rechazo y poseen una cierta aprensión al cambio y para que entiendan el mensaje se sirven de técnicas como la exigencia, la amenaza y la presión. Entonces nos preguntamos ¿tan dulce es el manjar de los cargos que no quieren dejarlos y tratan de perennizarse?