Certezas

La democracia tiene una enorme cualidad. Nos llena de certezas. ¿Y eso qué significa? Que la realidad se vuelve predecible, porque sabemos que nuestras libertades y derechos de opinar, participar, elegir, pensar, ser elegidos, asociarnos, escoger un credo, transitar, optar por una preferencia sexual e ideología son respetados y no serán vulnerados. En este aspecto, la democracia nos saca de la indefensión, porque además todos somos iguales ante la Ley. Donde termina mi derecho, comienza el de otro.


Si la democracia nos posibilita seguridad, ningún proceso electoral puede revertir esta situación por más apretada que sea una contienda de cualquier tipo. Quienes están al frente como rectores de un proceso de elección de dignidades deben demostrarnos que respetan las decisiones de las mayorías y las minorías. Cualquier resultado exigirá a los gobernantes que van a administrar la cosa pública el mismo tratamiento a las mayorías y minorías en sus derechos y libertades. Lo único que queremos es llenarnos de certezas para que el gobernante, que sea electo de manera oficial , tenga confianza de la sociedad.


Ecuador es un país de paz, de querencias, de respeto y extrema generosidad.

Si combinamos estas cualidades con los derechos y libertades que tenemos, lo menor que podríamos esperar es un trato digno por parte de los actores políticos que disputan el poder. Queremos como ciudadanos que el desenlace de esta contienda electoral devenga en un ambiente de reconciliación y unidad.

No tiene sentido armarnos de odio cuando hay mucho todavía para hacer.

Debemos redoblar esfuerzos para ir eliminando el desempleo, mejorar el acceso a los servicios básicos, incrementar la posibilidad de que los más pobres se eduquen y que la producción despegue en un contexto de inversiones.



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