Periodista de cómic

Roque Rivas Zambrano

Hablar de los dramas humanos en el periodismo es un desafío. Contar el testimonio de un refugiado, migrante o sobreviviente de una guerra no es fácil: hay que buscar cómo transmitir la experiencia sin caer en la revictimización. Es imprescindible que quienes lean tengan una idea completa de la vivencia y del contexto social, histórico, económico de las personas.

Las plataformas multimedia, en las que abunda lo audiovisual, han servido para reflejar aquello que deja fuera el texto. Sin embargo, no son en el único recurso para contar la realidad. Profesionales como Sarah Glidden, una dibujante estadounidense, exploran constantemente el poder de la historieta para narrar los sucesos. Esta semana, en el portal de ABC, se publicó una entrevista en la que ella habló sobre su nuevo trabajo ‘Oscuridades programadas’, un libro que evidencia las relaciones que se establecen entre los periodistas y los refugiados. Glidden, que se inspira en artistas como James, encontró en el dibujo una forma de registrar las cosas que le interesaban, entre ellas la política.

En un viaje que realizó a Israel, identificó características importantes del oficio. “Con el periodismo siempre tienes en cuenta quién te está contando cada historia y por qué. Todo eso empecé a verlo en ese viaje, plantearme quién me estaba explicando las cosas, si estaban intentando manipularme, preguntarme qué era verdad y qué no”, explica.

Quizá lo más importante que descubrióson las contribuciones que el cómic le hace al periodismo. Para ella, este formato le aporta calidez, reivindica las historias individuales, muestran escenarios, lugares, personalidades, detalles… En tiempos de Internet y de crisis de los diarios, se convierten en una forma creativa e innovadora de captar nuevos lectores de periódicos.

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