Aprendiendo a dialogar

Nicolás Merizalde

Tras 10 años de asentado totalitarismo es fácil haberse olvidado de ciertos principios democráticos. El diálogo, por ejemplo, que ha sido una de las grandes ofertas del Presidente Moreno no parece encajar con los usos y costumbres de la agrupación revolucionaria.

La asambleísta María Gabriela Rivadeneira no tardó en demostrar su preocupación y desconcierto al enterarse que Lenín tiene intenciones de reunirse con los excandidatos presidenciales, incluyendo a quien corrió por el PSC, Cynthia Viteri. ¡Por que no es posible- dijo indignada- que se le dé palestra a la derecha!

Habría que explicarle a la asambleísta que en una democracia que se respete el diálogo no es una oferta ni una limosna, sino una obligación de quienes se encuentran en el poder, quienes no y quienes de verdad mandan, que somos los ciudadanos. Alianza PAIS debería estar consciente de que últimamente las cosas no van viento en popa como hace unos años, y en gran parte se debe a la cerrazón irracional con la que han tratado casi todos los temas, esa odiosa imposición divina que durante tanto tiempo han significado sus planteamientos y la cultura de los levanta manos que se encargó de quitarle sentido al poder legislativo. Ese empecinamiento, es la causa del actual torbellino de corrupción que arrasó con la confianza que había hasta entre ellos, que hace poco no paraban de lanzarse flores. Da la impresión de que el barco Verde Flex tiene motines a bordo.

Pensándolo bien, el diálogo más urgente, se ve de lejos, lo necesitan los aliancistas entre ellos. Porque entre el cambio de mando, la caída del contralor que parecía vitalicio, y las duras sospechas que rondan a la vicepresidencia, al parecer AP ha quedado bastante confundida puertas adentro. Para empezar a dialogar con la gente de fuera, es necesario que tengan las cosas claras dentro de casa.