Mujeres tsáchilas le apuestan al turismo

Tradición. Las plantas de achiote no faltan en las comunidades tsáchilas, son parte de su historia.
Tradición. Las plantas de achiote no faltan en las comunidades tsáchilas, son parte de su historia.

Los turistas buscan conocer la historia y costumbres de la nacionalidad.

SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS, LA HORA

Génesis y Miriam Calazacón son dos jóvenes tsáchilas que laboran en el centro turístico Muishily, como guías nativas. Con agilidad y actitud reciben a los visitantes que llegan a este sitio en busca de aprender la historia, las costumbres y las tradiciones de la etnia.

En esta ocasión, Génesis guió por los senderos a un grupo de cinco personas, entre ellos Alejandro Alcuria, médico cubano, quien por primera vez visitaba Santo Domingo y por ende un centro turístico de la tribu. Es así que con atención escuchó a la joven que empezó diciendo que cuentan con siete comunidades y que el idioma que hablan es el tsáfiqui.

Durante el recorrido encontramos plantas de achiote, conocimos que es un símbolo de vida porque les salvó de una enfermedad llamada la fiebre amarilla en la época de sus abuelos. También mencionó que hay dos clases de achiote, el de montaña, cuya cáscara es de color verde y el común de cáscara color rojo, ambos los utilizan para la comida y los hombres para tinturarse y moldearse el pelo.

La guía se refirió a la vestimenta que utilizan los hombres y las mujeres tsáchilas, la misma que se está tratando de rescatar con los niños y niñas. Habló sobre la comida típica, como los mayones, el seco de guanta, la guatusa, entre otras. Indicó que el sustento económico de ellos es la agricultura y en la actualidad el turismo.

Esparcimiento. Los visitantes pueden recrearse con el lanzamiento de lanza, actividad que realiza el hombre tsáchila.
Esparcimiento. Los visitantes pueden recrearse con el lanzamiento de lanza, actividad que realiza el hombre tsáchila.

Baño de vapor
“Una olla llena de agua y montes hirviendo encima de grandes piedras observamos durante el recorrido”, señaló Génesis, lo cual se trata del baño de piedra o de vapor natural.

“Calentamos las piedras unas dos horas, se cocinan hojas de planta caliente, como el achiote, en un horno hecho en la tierra, luego las piedras encendidas son colocadas en un hueco junto con el agua hirviendo, a pocos pasos se sienta el paciente, se tapa con una colcha y empieza a expulsar las toxinas del cuerpo”. Este proceso sirve para curar reumatismo, dolores de hueso, dengue, paludismo y quita el estrés. Es recomendado hacerlo al caer la tarde.

Museo vivienda
En una casa hecha de caña guadúa y techo de paja toquilla, como eran antes las viviendas de la etnia, se encuentra un museo, donde hay todo lo que utilizaban en años anteriores. Empezando con el piso de tierra, el fogón, como era la cocina, también tienen pieles de animales que anteriormente cazaban para comer como el armadillo, el puerco zaino y la tortuga.

Asimismo, se observó el mate que utilizaban para tomar agua o servirse la comida, así como las ollas de barro, el andador que utilizaban para los niños para que aprendan a caminar, la cama típica de caña, la madera del pambil que servía para enterrar a los muertos como ataúd, entre otras cosas.

Armonía. La música es un complemento de su vida y parte de su tradición.
Armonía. La música es un complemento de su vida y parte de su tradición.

Novedoso
Algo que le llamó la atención a Alejandro fue el templo de sanación, construido en una fosa en el subsuelo. Aquí se realizan varias clases de ceremonias y rituales, hay una serie de plantas para la práctica de la medicina ancestral, velas, piedras y todo lo que un poné tsáchila necesita para una ritual.

Al salir de este sitio vimos un trapiche donde se hace el jugo de caña o malá. Génesis indicó cómo lo utilizan, en especial los hombres.

Al finalizar el recorrido se llega a un espacio donde se disfruta de la música y la danza. Hombres y mujeres tsáchilas tocan la marimba, el cununo, la guasá, el bombo y un simulador de sonido o palo de lluvia, instrumentos de percusión y de viento hechos con material de la zona, como es la caña guadúa y pambil.

Para Alejandro esta fue una experiencia increíble, le gustó conocer sus costumbres, cómo se desempeñan a pesar de la evolución científico-técnica para mantener sus raíces y extender sus hábitos culturales para que sean conocidos. (LMM)

Artesanía
Antes de irse, los turistas pasan por donde Mirian, quien está al frente de las ventas de artesanías, donde hay una variedad de productos hechos por las manos de la mujer tsáchila. Esto llama la atención a los visitantes, quienes adquieren a buen precio cada detalle.

Curiosidad
Según Génesis, lo que más les llama la atención a los turista es el corte y peinado tsáchila, “pero por lo general a todos les gusta conocer la historia de la etnia y tomarse fotos, es el mejor recuerdo”. Este centro es de propiedad de Abraham Calazacón y atienden de lunes a domingo.

EL DATO
El centro turístico Muishily está ubicado en la comuna Chigüilpe, kilómetro 7 vía a Quevedo.