Refranes de actualidad

Carlos Freile

Desde siempre el pueblo ha acuñado sentencias en las cuales resume la sabiduría acumulada por generaciones. Nuestra lengua castellana atesora miles de ellas, tanto venidas desde España como creadas en estos lares andinos y tropicales. Como para muestra basta un botón allí van algunos proverbios que calzan como anillo al dedo con la situación del país, como la vemos muchos de nosotros.

Los primeros, base de una percepción crítica de la realidad: “Líbreme Dios del agua mansa, que de la turbia me guardaré yo”. Ciertas mansedumbres deben ser vistas con cuidado porque las apariencias engañan. La manera más segura de conocer a alguien consiste en analizar sus acciones: “Obras son amores y no buenas razones, a las palabras se las lleva el viento y las apariencias engañan”.

Una de las mejores formas, si no la más eficiente, de conocer a alguien es aquilatar a sus amigos: “Dime con quien andas y te diré quien eres”, dicho de otra manera: “Cada oveja con su pareja”. Y si no se juntan por su igualdad, poco a poco se parecen: “Quien con lobos se junta a aullar aprende y la manzana dañada echa a perder a la sana”. A veces se hacen amistades, falsas, por interés: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Si el amigo no denuncia el mal hecho, se convierte en cómplice: “El que calla otorga”. Aunque lo haga para evitarse problemas: “En boca cerrada no entran moscas”. Todo esto a propósito de que la ocasión hace al ladrón, o dicho de otra manera: “En arca abierta el justo peca y entre santa y santo pared de cal y canto”.

Si alguna autoridad controladora busca sin componendas llegar a “la verdad de la milanesa”, debe comenzar por el principio, pues “por el hilo se saca el ovillo”. Y, además, empeñarse en barrer como escoba nueva y escuchar la voz de la gente: “Cuando el río suena piedras lleva”. Pero algunos, que “antes de ser frailes fueron cocineros”, se esfuerzan en “tapar el cielo con un dedo”, pero pierden compostura y dignidad, pues “tanto se agacha el mulo que al final enseña el c.. (dicho sea a la española) y se les cata las vergüenzas”. A buen entendedor…

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