PAN Y SHOWS

Fausto Jaramillo Y.

¡Chuta! que la semana pasada estuvo muy movida. Eventos, actos, palabras, amenazas, juicios, agresiones, reuniones, acusaciones, caras largas, caras de enfado, chismes, triunfos y derrotas deportivas, sorpresas, pedidos de helicópteros, anuncios de partida, en fin, hubo de todo.

En estos años de apogeo de las redes sociales, muchos de esos eventos tuvieron como escenario a Face book, o a Twitter. Otros, las oficinas de la institucionalidad del país y no faltaron los eventos en las calles y plazas de distintas ciudades.

Así es que entre anuncios de diálogos, institucionalidad del diálogo, de que yo dialogo con los que yo quiero y aquella otra postura de que hay que dialogar solo con los que nosotros queremos y no pasarnos las líneas rojas, los ecuatorianos no hemos tenido tiempo de aburrirnos. Ha sido una semana alegre y divertida, dialogante y amenazante, anunciante y sobre todo: teatral.

Sí, porque el teatro de la vida, especialmente la politiquera se hizo presente con toda intensidad y con eso los ecuatorianos tuvimos bastante. Los líderes políticos que mucho saben de teatro nos distrajeron hasta hacernos olvidar de lo importante.

Mientras AP discutía si el diálogo era positivo o no lo era, si el Presidente hace bien o hace mal, al dialogar con líderes de otras tiendas políticas, mientras el innombrable criticaba a su estilo mandón a su sucesor y anunciaba que se iría, aunque no aclaró si para siempre o solo a pasar vacaciones, en Europa, pedía helicóptero para trasladarse al aeropuerto de Quito donde le esperarían sus sumisas, mientras en la Asamblea se realizaba el sainete de un juicio político al Ex Contralor y se obstaculizaba el trámite para llamar a juicio político al responsable del área estratégica y de energía del anterior gobierno, mientras eso y más sucedía en la “farándula politiquera nacional”, nadie, absolutamente nadie decía una palabra sobre la crisis económica.

Hasta ahora no sabemos las cifras exactas del endeudamiento nacional, nadie sabe qué medidas se adoptarán para enfrentar dicha crisis, nadie sabe el monto de los ingresos y de los egresos de presupuesto del Estado. Nadie sabe la cifra de empleados y desocupados. En una sola palabra: Silencio.

Bueno, entonces, los ecuatorianos podríamos morir de hambre; pero de falta de espectáculos, jamás