AUTOR: Luis Reinoso Garzón
Cuando se habla de microbios siempre hemos tenido algún temor porque están vinculados a las enfermedades, pero no es así, de los millones de especies de microbios que existen en el planeta poquísimos son patógenos, el resto prestan un enorme servicio a la Naturaleza y al resto de seres vivos, así gracias a ellos podemos elaborar el queso la mantequilla, el pan, el vino, la cerveza, los medicamentos etc. Pero con las nuevas tecnologías y un mejor conocimiento de los microbios se limpia el ambiente, o sea con el uso de organismos vivos como bacterias y hongos, se eliminan o neutralizan contaminantes del ambiente; este proceso ya se utiliza en todo el mundo para restaurar la calidad de algunos recursos.
Desde el advenimiento de la actividad industrial avanzada, los países producen más desperdicios, muchos de ellos no son biodegradables o se degradan muy lentamente, lo que provoca su acumulación en el ambiente sin tener un destino seguro o tratamiento adecuado; de este modo en lugares donde no existe control sobre la emisión y el tratamiento de los desechos es fácil encontrar una amplia gama de contaminantes tóxicos como el caso de los derrames de petróleo que produce un impacto negativo. La gran diversidad de microorganismos existentes ofrecen condiciones para limpiar el ambiente por ejemplo las bacterias y hongos degradan con relativa facilidad petróleo y sus derivados como: benceno, tolueno, acetona, pesticidas, herbicidas, éteres, alcoholes, simples, entre otros, los metales pesados como uranio, cadmio y mercurio no son biodegradables, pero las bacterias pueden concentrarlos para ser eliminados más fácilmente; en algunos casos se utiliza bacterias modificadas como biosensores para detectar contaminantes peligrosos.