Un revisión a la última obra del periodista estadounidense Gay Talese.
Oswaldo Paz y Miño J.
Literatura y periodismo. Estas dos vertientes recorren los textos del autor que hoy compartimos: Gay Talese. Un escritor a quien junto con Tom Wolfe se les atribuye la paternidad del denominado ‘Nuevo periodismo’.
Un autor identificado mundialmente a partir de la obra ‘La mujer de tu prójimo’, que tiempo atrás presentamos en esta misma tribuna. El contendido de ese libro escandalizó a una sociedad como la norteamericana en 1981, y del cual se dice que “revoluciono la percepción de las costumbres sexuales de los estadounidenses y por extensión de Occidente“.
Talese otra vez, en esta palestra, proclama que todo aquello que de él se lea es real y ha sido antes perfectamente comprobado. Por tanto, se presume que el relato que ejecuta en su última obra, ‘El motel del voyeur’ (Alfaguara), es verídico.
El periodista aborda a la figura de Gerald Foos, un ciudadano nativo de Colorado, y su vital pasión de ser un mirón incorregible y practicante de su oficio a tal punto de “comprar un motel en el que instaló una “plataforma” para “dar rienda suelta a sus deseos de voyeur”, a través de la cual “espiaba a sus clientes”.
Entre las detalladas invasiones de intimidad, una especialmente ha desatado todo tipo de polémicas en EE.UU. ya que revela eventos propios de una novela negra sucedidos en el motel del que era propietario Foos, quien contactó a Talese a través de una misiva fechada el 7 de enero de 1980, que aparece en el libro y en la que le advierte: “Querido señor Talese: (…) Durante mucho tiempo he querido contar esta historia, pero no tengo talento suficiente, y me da miedo que me descubran”.
“Todo está entonces en los libros y en los cuerpos, en los diarios y en los gestos, en las luces y en las sombras que desde el deseo de mirar se vuelven pasión, piel, fetichismo, vicio”.
Literatura y periodismo ha quedado dicho, y ha sido la receta exitosa de Talese. Sobre ‘El motel del voyeur’ abundan los detractores, lo que alimenta la necesidad de que cada uno establezca sin prejuicios su verdad, a sabiendas de que no existe una absoluta. Esto, debido a que muchos critican que parte de los pasajes no estarían bien contrastados y habría errores que no coinciden con lo relatado por Foos.
Servido el debate, para opinar sobre el autor y la obra, es imprescindible leer lo publicado. Apuntemos que en la vida entre los principales placeres está el de la lectura, la cual no se limita a la palabra escrita pues desde el gesto también leemos.
Todo está entonces en los libros y en los cuerpos, en los diarios y en los gestos, en las luces y en las sombras que desde el deseo de mirar se vuelven pasión, piel, fetichismo, vicio… y que complacen a la imaginación, a la curiosidad innata vinculada al derrame de la adrenalina del que abre la ventana de su casa para fisgonear, o del que no se inmuta cuando de mirar se trata un cuerpo que atraiga con su caminar por la vereda.
Mirar y leer son placeres que se llevan bien con los aromas y las posturas y con las melodías instrumentales o corporales. Música o gemidos, voces o gritos, lloros o risas. Sensualidad permanente, erotismo latente es lo que deja ‘El motel del voyeur’.
“Seguí escuchando sin emitir ningún comentario, aunque me sorprendía la franqueza de Gerald Foos. Hacía apenas media hora que lo conocía y me estaba desvelando sus fijaciones masturbatorias y sus orígenes como voyeur. Como periodista guiado por mi propia curiosidad, no recuerdo a nadie que me exigiera menos esfuerzo a la hora de arrancarle sus secretos”, escribe Talese.
Y no queda más que decir que: “Leer a Talese es darse cuenta de que el nuevo periodismo es el más viejo, el de siempre, el que nunca morirá”.
Perfil
Gay Talese
Periodista estadounidense (Ocean City, Nueva Jersey, 1932). Está radicado en Nueva York. Es autor de once libros, donde destacan títulos como: ‘El reino y el poder’, ‘Honrarás a tu padre’ (del que se basa la serie ‘Los Soprano’), ‘La mujer de tu prójimo’, ‘Retratos y encuentros’, ‘El silencio del héroe’, entre otros. Fue periodista en The New York Times entre 1956 y 1965 y, desde entonces, ha escrito para The Times, Esquire, The New Yorker, Harper’s Magazine y otras publicaciones estadounidenses. Junto con Tom Wolfe es considerado el pionero del ‘Nuevo periodismo’.