Mariana Velasco
En la política, los presidentes tienen a su disposición una serie de herramientas para ser populares: la recuperación económica, el nacionalismo y la polarización.
En Ecuador aprendimos que la polarización describe un tipo de deterioro de la competencia política que a veces puede volverse nociva. Esta es tóxica porque impide la cooperación.
En estos primeros días de gobierno, vemos a un presidente que se esfuerza por lograr una democracia próspera que requiere de cooperación. Esa es la paradoja principal de la democracia y, así es como se supone que funcione.
El Gobierno propone cambios de políticas sin tratar de enfurecer a la oposición, que también debe cooperar. Dice estar abierto al diálogo, a pesar de ciertas voces disonantes. Debe ser persistente, coherente y decidido para no caer en la polarización.
Hay quienes apuntan a pensar que la recuperación económica será la herramienta con la cual el presidente trabaje. De ser así, bien por la Patria. Hay ciertos indicios para ello.
Es de esperar que Lenín Moreno no viole el protocolo por accidente ni intencionalmente, pensando de que eso puede mejorar sus porcentajes en encuestas y popularidad. Cuando un presidente decide picar a la oposición provoca un estallido. De eso los ecuatorianos, durante una década, dimos fe.
Debe ser persistente, coherente y decidido para no caer en la polarización.