Yachay, la joya podrida

Richard Salazar Medina

El anterior gobierno, fiel a su estilo novelero y derrochador, se propuso crear una ciudad del conocimiento que llevara al país a tener su propio Silicon Valley. Trajo unos consultores coreanos para el proyecto urbanístico, al cual llamó Yachay. Nombre exótico — conocimiento en kichwa — resulta muy útil para una estrategia de propaganda, la especialidad de ese gobierno. Y se hizo. Hoy existe Yachay, con dos divisiones: Universidad Yachay Tech y la Empresa Pública Yachay, con una inversión de $520 millones. La pomposa inauguración de tres días, con gastos solo en papel higiénico por $13 mil, tuvo lugar en abril de 2014 y empezaron a estudiar 187 estudiantes.

En la misma línea, en 2015 se hizo una feria con nombre también marketero, Innopolis, que ofreció grandilocuentes discursos de autoridades, augurando la tierra prometida por tener ya la ciudadela de cemento armado; seamos justos, también hubo una serie de conferencias de académicos de la más diversa temática. Esta feria tuvo un costo de $2,8 millones, con gastos solo de alquiler de carpas por $ 204 mil.

¿Y la innovación? Hasta ahora no hay grandes inventos ni patentes, mas sí una noticia verídica sobre la producción de dos rábanos en su Twitter. Claro, la crítica fue virulenta y humorística, pero no podía ser de otro modo. De nuevo, seamos justos, hay innovación: tiene una ‘Comisión Gestora’ con cuatro rectores, tres de ellos en el exterior, pero el de Urcuquí debe consultar a los otros para decidir. Los del extranjero se comunican por Skype cada par de meses y vienen al país cada seis, con suerte. Pero todos tienen un sueldo de $ 18 mil. ¡Esto sí que es innovador!

El nuevo Gobierno dice que va a cambiar el modelo de Yachay. Es urgente. Decir que porque ya tenemos construido Yachay somos el nuevo Silicon Valley es como decir que si hacemos un aeropuerto igual al de Los Angeles, ya somos Estados Unidos. Novelería sería la mejor definición. Y que se haya inspirado en Corea del Sur es solo un mito propagandístico. A ver qué propone el nuevo gobierno.