Incendio, vacaciones y corrupción

Sara Serrano Albuja

¿Quién alerta y somete al flagelo tenebroso de la corrupción que devasta el alma de la patria? La corrupción es como la destrucción ocasionada por mil incendios en el Atacazo. El incendio del Atacazo fue visible a cientos de kilómetros. La corrupción se esconde, se encubre, carcome la vida, lo noble, los sueños, arrasa con los equilibrios. Los intrépidos y heroicos bomberos de Quito combatieron las llamas forestales; los ciudadanos patriotas, la prensa investigadora, los políticos honestos, los funcionarios éticos siguen enfrentado a la siniestra corrupción. Muchas familias no podrán tener las vacaciones deseadas por la ola de desempleo que azotó al país en estos últimos años. La crisis económica real venció la ficción de las sabatinas estridentes. ¿Cuál es la relación entre el desempleo, la angustia económica y la corrupción? La corrupción producida en estos años es el saco roto de nuestra bonanza petrolera y la nota real de examen final de una década perdida. Reporteros de Focus Ecuador, Milhojas, PlanV, de IDL-Reporteros, de Perú, de Brasil y de varios medios que ejercen el periodismo de investigación responsable en Ecuador y América Latina, no claudican frente a la corrupción. La Contraloría ha establecido glosas por USD 111 millones contra la exministra de Transporte y Obras Públicas, María de los Ángeles Duarte, referidas a la construcción de la vía Collas-Tababela. Se investigan los sopreprecios.

La luz de la transparencia y la opinión pública es un norte de libertad y responsabilidad. La Sociedad Protectora de Artesanos, emblemática institución quiteña nacida el 23 de abril de 1911 acaba de cerrar sus puertas luego de más de 100 años de funcionamiento. Cuántas organizaciones pequeñas y medianas hubieran podido mantenerse si los recursos se hubiesen distribuido con mayor sabiduría y participación ciudadana. La memoria histórica también hablará de aquellos quienes se han unido y organizado para sembrar solidaridad, protección, economía familiar y trabajo y también de aquellos que nos alertaron, con voz lúcida, del voraz avance de la corrupción.

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