Llegaron para quedarse

Agustín Sánchez

Desde el pasado 13 de julio la aplicación móvil Uber se sumó a Cabify para brindar alternativas de transportación urbana en las ciudades de Quito y Guayaquil. La primera opera con este servicio en aproximadamente 77 países y 600 ciudades. La particularidad y ventajas de estas aplicaciones se encuentran en la personalización del servicio en favor del usuario, estimado anticipado de costos de tarifa, facturación, alternativas en formas de pago, identificación del conductor, no restringe lugares de traslado, etc.

Estos factores son los que han incomodado a transportistas en los distintos países donde estas plataformas tecnológicas han ingresado. Los conductores cooperados en varias ciudades han iniciado una cruzada para frenar a esto que consideran una competencia desleal, llegando incluso a agresiones físicas a supuestos conductores y vehículos que funcionan con estas aplicaciones, como ocurrió en México. A esta lucha se han sumado las autoridades de control, quienes en apenas horas de entrado en operación Uber ya contaban con varios vehículos detenidos con su respectiva multa, pues consideran que brindan un servicio público transporte el cual debe ceñirse estrictamente a lo que determina la Ley de Tránsito, y que como estas plataformas no lo hacen, no pueden continuar.

Este es un problema generalizado en los países donde estas plataformas funcionan, en Madrid y Barcelona se ha registrado constantes huelgas del taxismo en rechazo de Uber, situación social y políticamente sensible para las autoridades, pues para nadie es ajeno el peso político de este sector que como medida de presión usa la paralización de este fundamental servicio para conseguir subsidios y alza de tarifas con óptimos resultados.

Particular situación que pone en evidencia en primer término una estricta regulación que posee el sector del transporte dado los constantes abusos de choferes que no usan taxímetro, no respetan tarifas ni rutas, convirtiendo a las nuevas alternativas en importante fuente de rechazo a dichas conductas. Es apropiada la regulación de todo servicio público, inclusive a estas nuevas plataformas, pero es de mayor importancia que el sector del transporte asuma estas situaciones como reflexión y aprendizaje, porque la competencia obliga a mejorar, y genera un entorno económico más saludable.

Uber llegó para quedarse, sin importar los múltiples controles, por lo que para los conductores de transporte urbano es momento de brindar un servicio seguro, eficiente y de calidad, aspectos que por ahora no lo caracterizan.